El estado de Nueva York se convierte en líder nacional al implementar restricciones estrictas sobre el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas, con el objetivo de mejorar el bienestar y el rendimiento de los alumnos a partir del próximo ciclo escolar 2025-2026.

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La gobernadora Kathy Hochul anunció hoy que el estado de Nueva York se consolidará como el más grande en Estados Unidos en establecer limitaciones rigurosas al uso de teléfonos inteligentes en las instituciones educativas de nivel primario y secundario.

Esta decisión forma parte del acuerdo alcanzado en el presupuesto estatal para el año fiscal 2026, que entrará en vigor en el próximo ciclo escolar 2025-2026.

La medida refleja el compromiso de la administración Hochul con la protección de la salud mental de los jóvenes y la promoción de entornos escolares libres de distracciones digitales.

Históricamente, Nueva York ha sido pionera en la regulación del uso de las redes sociales por parte de menores. En junio de 2024, Hochul firmó la Ley de Seguridad para Niños, la primera en su tipo en todo el país, que obliga a las plataformas digitales a restringir publicaciones adictivas para usuarios menores de 18 años, a menos que exista consentimiento parental.

Además, en ese mismo mes, aprobó la Ley de Protección de Datos Infantiles, que prohíbe la recopilación y venta de datos personales de menores sin autorización explícita.

El nuevo reglamento escolar, que se aplicará a todos los distritos públicos, escuelas chárter y las Juntas de Servicios Educativos Cooperativos (BOCES), busca reducir significativamente las distracciones digitales en el aula.

La prohibición abarca el uso no autorizado de teléfonos inteligentes y otros dispositivos conectados a internet durante toda la jornada escolar, incluyendo períodos de clases, almuerzo y recreo.

Sin embargo, las instituciones tendrán la libertad de diseñar sus propios planes para el almacenamiento de estos dispositivos, con el fin de adaptarse a las necesidades específicas de cada comunidad escolar.

Para facilitar la implementación, el gobierno estatal destinará aproximadamente 12.000 euros (equivalente a 13.5 millones de dólares) en fondos para que las escuelas puedan adquirir soluciones de almacenamiento seguras y eficaces. La política también garantiza que los padres puedan comunicarse con sus hijos durante el día cuando sea necesario, mediante mecanismos que las escuelas deberán establecer.

Se permitirá a los estudiantes seguir usando teléfonos básicos sin conexión a internet, así como dispositivos con conexión proporcionados por la escuela, como tablets y computadoras portátiles, siempre que sean utilizados con fines educativos.

Además, la normativa contempla exenciones para casos en los que los estudiantes requieran acceso a internet por razones médicas, académicas o de emergencia, siguiendo sus respectivos Programas Educativos Individualizados (IEP).

El impulso de esta política fue respaldado por diversos actores educativos y defensores de la salud mental. Melinda Person, presidenta de los Profesores de Nueva York, afirmó que no se trata de oponerse a la tecnología, sino de priorizar el bienestar infantil, ofreciendo horas libres de distracciones para potenciar el aprendizaje, la creatividad y las relaciones humanas.

Kyle Belokopitsky, representante de la PTA estatal, destacó que esta iniciativa ayudará a crear espacios escolares más seguros y enfocados en el desarrollo integral.

Desde una perspectiva histórica, las restricciones en el uso de dispositivos en las escuelas no son nuevas. En los años 80 y 90, muchas instituciones ya limitaban el uso de celulares por considerarlos distracciones o riesgos de seguridad. Sin embargo, con la llegada de los smartphones en la década pasada, las políticas se flexibilizaron, aumentando el uso y, en consecuencia, los problemas relacionados con la salud mental, el rendimiento académico y la seguridad.

La administración Hochul ha destacado que esta medida responde a estudios recientes que muestran cómo los teléfonos inteligentes afectan negativamente la concentración, la creatividad y el bienestar emocional de los estudiantes.

Además, promueve actividades presenciales como clubes, deportes y artes, que fortalecen el sentido de comunidad y el desarrollo de habilidades sociales.

En el ámbito de salud mental, la inversión de aproximadamente 9.000 millones de euros (equivalente a 10 mil millones de dólares) en recursos para atención y programas escolares ha permitido abrir más clínicas satélite en todo el estado, con un enfoque especial en zonas con alta necesidad.

Desde febrero de 2024, se han establecido 71 nuevas clínicas, beneficiando a miles de estudiantes y docentes.

Diversos líderes educativos y organizaciones sociales han expresado su apoyo a la iniciativa. Melinda Person subrayó que no se trata de una guerra contra la tecnología, sino de crear entornos de aprendizaje más saludables y efectivos. Por su parte, Kyle Belokopitsky destacó que la prioridad debe ser siempre el bienestar y el desarrollo integral de los niños.

En conclusión, la prohibición de teléfonos inteligentes en las escuelas de Nueva York representa un paso importante hacia un modelo educativo que prioriza el desarrollo emocional y social de los estudiantes, además de mejorar su rendimiento académico.

La implementación de esta política podría servir de ejemplo para otros estados del país y, eventualmente, a nivel internacional, en la búsqueda de entornos escolares más saludables en la era digital.