Las escuelas en Nueva York implementarán restricciones estrictas en el uso de teléfonos móviles para potenciar la concentración y el bienestar de los estudiantes, en un esfuerzo respaldado por el gobernador y las autoridades educativas.

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Esta medida, que busca reducir las distracciones y promover un ambiente de aprendizaje más saludable, ha sido respaldada por la gobernadora Kathy Hochul, quien presidió una mesa redonda con representantes del sindicato de profesores NYSUT, directivos escolares de la Región Capital y otros actores clave.

Supuestamente, esta iniciativa se enmarca en un contexto en el que los efectos negativos del uso excesivo de dispositivos móviles en los jóvenes han sido objeto de preocupación creciente.

Diversos estudios, algunos de los cuales no son concluyentes pero sí reveladores, sugieren que la exposición constante a las redes sociales y a algoritmos diseñados para captar la atención puede contribuir a problemas de salud mental, como ansiedad y depresión.

La propia Hochul mencionó en su discurso que, en el pasado, las empresas tecnológicas lucharon por mantener a los niños conectados, pero que ahora es momento de priorizar su bienestar.

El plan, que ya ha sido adoptado por más de 150 distritos escolares en todo el estado, establece que los estudiantes no podrán usar sus teléfonos desde que ingresan en el aula hasta que finalizan sus clases.

La medida también contempla que los dispositivos deberán mantenerse apagados o guardados en los lockers. Esta política, que cumple con una fecha límite del 1 de agosto para su implementación, pretende devolver a los niños la atención plena en sus clases y fomentar habilidades sociales que se han ido perdiendo.

Supuestamente, los efectos positivos ya son visibles en las escuelas que han comenzado a aplicar estas restricciones de forma piloto. Un estudiante de la ciudad de Albany afirmó que sin el teléfono, puede concentrarse mejor en sus tareas, y que siente que está más involucrado en clase.

Además, muchas docentes han reportado un aumento en la participación y el interés de los alumnos, quienes parecen más motivados para aprender cuando no están distraídos por sus dispositivos.

El movimiento también busca revertir una tendencia de más de una década que ha visto un incremento en los problemas de salud mental entre los jóvenes

El movimiento también busca revertir una tendencia de más de una década que ha visto un incremento en los problemas de salud mental entre los jóvenes.

Supuestamente, la presión social y la comparación constante en las plataformas digitales han contribuido en gran medida a esta crisis. La propia Hochul recordó que las jóvenes, en particular, enfrentan una enorme presión por cumplir con ciertos estándares de belleza y popularidad, lo que afecta profundamente su autoestima.

Por otro lado, algunos críticos sostienen que la prohibición total puede ser difícil de hacer cumplir, y que es necesario equilibrar el uso de la tecnología con la gestión del tiempo en las aulas.

Sin embargo, la mayoría coincide en que es fundamental crear un entorno donde los estudiantes puedan desarrollar habilidades sociales, como mantener contacto visual y colaborar en grupos, habilidades que se han visto deterioradas en los últimos años.

Supuestamente, esta política también impactará positivamente en las actividades extracurriculares y en la participación en eventos escolares. Un ejemplo es la disminución en el miedo de los estudiantes a ser grabados o ridiculizados por sus compañeros, una problemática que ha llevado a la disminución en la participación en obras de teatro y otras actividades artísticas.