El Fondo de Seguros del Estado de Nueva York lanza un programa para ayudar a las pequeñas empresas a adquirir equipamiento de protección contra las altas temperaturas, en medio del aumento de eventos climáticos extremos que afectan la seguridad laboral.

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La iniciativa busca apoyar especialmente a las pequeñas empresas, aquellas que emplean hasta 10 trabajadores, en sectores como la manufactura, la agricultura, la jardinería, el almacenamiento y la construcción, donde la exposición a temperaturas elevadas representa un riesgo significativo.

Supuestamente, en 2024 se ha registrado el año más caluroso en la historia de Nueva York, con temperaturas medias que superan en varios grados a las registradas en décadas anteriores.

Entre 2015 y 2024, supuestamente, cada año ha estado entre los diez más calurosos desde que hay registros, lo que evidencia una tendencia preocupante y un aumento en los peligros laborales asociados.

denominado oficialmente como el Crédito por Equipamiento contra el Calor Extremo

El programa, denominado oficialmente como el Crédito por Equipamiento contra el Calor Extremo, permite a las pequeñas empresas recibir una ayuda económica única de hasta 900 euros, o el 10% de su prima anual de compensación laboral, el menor de los dos, para comprar equipos de protección personal (EPP).

Entre los artículos elegibles se incluyen ventiladores, sistemas de ventilación, chalecos refrigerantes, cascos ventilados, gafas de protección resistentes a los rayos UV y toallas enfriadoras, entre otros.

Estas herramientas buscan reducir los riesgos de enfermedades relacionadas con el calor, como golpes de calor, agotamiento y agravamiento de condiciones preexistentes como asma, enfermedades renales o problemas cardíacos.

El director ejecutivo del NYSIF, Gaurav Vasisht, afirmó que “a medida que las olas de calor se vuelven más frecuentes y severas, es fundamental que los empleadores proporcionen a sus trabajadores equipos de protección para minimizar los riesgos”.

La iniciativa también forma parte de un esfuerzo más amplio de la entidad para promover la seguridad laboral en un contexto de crisis climática global, que ha llevado a ampliar programas similares de incentivos y apoyo técnico en otras áreas de la salud y la protección medioambiental.

Por su parte, el comisionado del Departamento de Agricultura, Richard A. Ball, resaltó que “la preparación y la comunicación son claves para salvar vidas. Es imprescindible ofrecer recursos adecuados a los agricultores, quienes principalmente trabajan al aire libre, para que puedan adaptarse a las temperaturas extremas sin poner en riesgo su salud”.

Asimismo, la comisionada del Departamento de Conservación Ambiental, Amanda Lefton, indicó que “el cambio climático está generando olas de calor cada vez más intensas, y la colaboración entre agencias busca implementar planes de acción que protejan a las comunidades vulnerables”.

El programa también llega en un momento donde las autoridades sanitarias advierten que las altas temperaturas pueden afectar incluso a personas saludables, pero especialmente a quienes padecen condiciones médicas preexistentes.

La campaña busca sensibilizar a las pequeñas empresas para que inviertan en la protección de sus empleados, promoviendo ambientes laborales más seguros.

Desde hace décadas, el estado de Nueva York ha sido un referente en la implementación de políticas laborales y medioambientales. La historia de su fondo de seguros se remonta a más de 110 años, con el objetivo de garantizar la protección de los trabajadores y mantener un mercado laboral justo y seguro.

La crisis climática, sin embargo, ha presentado nuevos desafíos, que obligan a innovar y adaptar las políticas para afrontar un escenario cada vez más impredecible.

El anuncio de este crédito se suma a las múltiples iniciativas que el estado ha promovido en los últimos años para luchar contra los efectos del cambio climático y proteger a sus ciudadanos.

La medida, que se implementa en un momento donde las temperaturas en la región superan los 35 grados Celsius en promedio, busca reducir las consecuencias laborales y sanitarias de estas olas de calor, que se prevé aumentarán en frecuencia y gravedad en los próximos años.