Un informe de antropólogos sostiene que el exceso de seguridad en los parques infantiles podría dañar el desarrollo de los niños.

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En la actualidad, los padres se muestran cada vez más preocupados por la seguridad de sus hijos, especialmente en espacios recreativos como los parques infantiles.

Sin embargo, un nuevo estudio liderado por un grupo de antropólogos de la Universidad de Dartmouth, en Nueva Hampshire, sugiere que las modificaciones realizadas para hacer dichos parques más seguros podrían estar afectando negativamente el desarrollo infantil.

Tradicionalmente, los parques infantiles han sido sinónimo de aventuras y descubrimientos para los niños.

Las barras de mono y los gimnasios infantiles han sido el escenario de innumerables caídas y risas.

Estas estructuras, ahora a menudo criticadas, tienen una base biológica inherente que proviene de nuestros ancestros primates, quienes aprendieron a escalar desde una edad temprana para sobrevivir.

A medida que los niños juegan y exploran estos equipos, están satisfaciendo una necesidad innata de prueba y superación.

Luke Fannin, uno de los autores del informe, señaló en sus conclusiones que "es esencial que los niños se enfrenten a retos y riesgos calculados, ya que esto es fundamental para el desarrollo de la confianza y la capacidad de tomar decisiones informadas". El estudio también señala que, a pesar de que las lesiones en parques infantiles son comunes, estas son generalmente de baja gravedad y los niños suelen recuperarse sin problemas.

De hecho, las estadísticas revelan que la tasa de lesiones en los parques infantiles es comparable, incluso algo más baja, que la de deportes como el fútbol.

El informe, publicado en el diario Evolution, Medicine, and Public Health, argumenta que los cambios de diseño realizados en los parques con la intención de reducir riesgos han creado espacios donde las posibilidades de aventurarse son escasas.

Fannin destaca la importancia de encontrar un equilibrio entre la seguridad y la oportunidad de jugar de manera arriesgada.

"No estamos sugiriendo que no se regulen los parques infantiles", aclaró Fannin.

"Pero tenemos que hacer los parques tan seguros como sea necesario, no tan seguros como sea posible". Este enfoque podría contribuir a un crecimiento más saludable en los niños, que necesitan experimentar y aprender de sus propios errores.


Por otro lado, el informe también enfatiza la importancia de actividades al aire libre no estructuradas, reforzando las guías emitidas por la Sociedad Canadiense de Pediatría en las que se recomienda dar más libertad a los niños para participar en juegos que implican riesgos.

Esta tendencia a disminuir la exposición a los peligros menores podría estar contribuyendo al aumento de la obesidad y trastornos de salud mental entre los jóvenes.

En los últimos 100 años, la crianza ha pasado de ser una responsabilidad comunitaria a una individual.

Este cambio de enfoque ha incrementado la presión sobre los padres para mantener a sus hijos seguros a toda costa, limitando potencialmente sus experiencias y aprendizaje en situaciones de riesgo controlado.

Por ejemplo, hoy en día tenemos acceso a datos instantáneos y podemos ver en redes sociales cuando un niño sufre una lesión, lo que puede intensificar la percepción de peligro.

Además, estudios históricos apuntan que las estructuras de juego como las barras y los gimnasios han existido durante más de un siglo y han evolucionado significativamente en respuesta a las preocupaciones de seguridad.

Sin embargo, no debemos olvidar que la aventura y el riesgo son parte fundamental del crecimiento infantil.

A medida que los expertos advierten sobre la necesidad de permitir que los niños se aventuren sin una vigilancia constante, el корни en sus raíces biológicas puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas sobre la seguridad en parques infantiles.

En resumen, aunque la seguridad es indudablemente esencial, es necesario revaluar si los esfuerzos en su búsqueda están impidiendo que los niños crezcan y se desarrollen como debieran.

Los parques infantiles deben seguir siendo lugares donde las risas, las caídas y el aprendizaje a través de la experiencia no sean ahogados por el miedo a lastimarse.