Un equipo de investigadores japoneses ha logrado que un tipo de musgo sobreviva durante nueve meses en condiciones extremas en el espacio exterior, abriendo nuevas posibilidades para la vida en mundos lejanos como la Luna y Marte.
Sin embargo, un estudio reciente ha revelado que ciertas formas de vida, como algunos tipos de musgo, pueden sobrevivir en esas condiciones adversas mucho más de lo que se pensaba inicialmente.
En concreto, una #investigación realizada por científicos japoneses ha demostrado que un musgo llamado Physcomitrium patens logró resistir nueve meses expuesto al vacío y a la radiación en el exterior de la Estación Espacial Internacional (EEI).
Este hallazgo resulta particularmente relevante en el contexto de la #exploración espacial y la colonización de otros planetas. La posibilidad de cultivar plantas en la Luna o en Marte para alimentar futuras bases humanas pasa por entender cuáles especies pueden adaptarse y sobrevivir en ambientes extremos.
La historia de las #plantas en el espacio es bastante reciente, pero significativa. Desde las primeras semillas enviadas a la EEI en la década de 1980 hasta experimentos más avanzados en la actualidad, los científicos han buscado comprender cómo conservar y aprovechar las capacidades de la flora en entornos con recursos limitados.
El experimento con el musgo incluyó la exposición de diferentes etapas de su ciclo de vida: las proteínas juveniles, las células reproductoras conocidas como esporangios y las estructuras de reproducción que contienen las esporas.
Los resultados mostraron que, aunque las etapas más jóvenes fueron incapaces de resistir la radiación ultravioleta y las fluctuaciones extremas de temperatura, las células reproductoras demostraron mayor resistencia.
Específicamente, el 80% de las esporas sobrevivieron al menos durante un mes a temperaturas cercanas al punto de congelación.
Al regresar a la Tierra, la sorprendente capacidad de germinación de esas esporas fue otro de los aspectos destacados: aproximadamente el 90% de ellas lograron brotar en condiciones controladas de laboratorio, indicando que la exposición no alteró significativamente su potencial de crecimiento.
Esto sugiere que, con ciertos mecanismos de protección naturales, algunos organismos pueden adaptarse e incluso prosperar en ambientes hostiles.
Este descubrimiento abre caminos interesantes para futuras investigaciones sobre la colonización de la Luna y Marte. Científicos como la Dra. Catherine Neish, especialista en ciencias terrestres, señalan que las plantas no solo ofrecen beneficios nutricionales, sino que también contribuyen significativamente al bienestar psicológico de los astronautas, al brindar un ambiente natural en estaciones espaciales y hábitats planetarios.
Las plantas han sido cruciales en la exploración espacial
A lo largo de la historia, las plantas han sido cruciales en la exploración espacial. En experimentos anteriores, como los realizados en 2024 por investigadores de Guelph, en Canadá, se logró cultivar vegetales en regolitos lunares y marcianos añadidos con fertilizantes, logrando resultados prometedores.
Aunque las condiciones en los otros planetas aún son un desafío, el estudio de especies resistentes como el musgo puede ser clave para crear ecosistemas autosuficientes.
La estructura protectora de las esporas de Physcomitrium patens, que actúa como una capa de absorción contra la radiación UV, es fundamental para su supervivencia.
Scientists sospechan que estas adaptaciones podrían haber ayudado a los bryophytes — un grupo de plantas no vasculares a las que pertenece el musgo — a dar el paso de su estado acuático a terrestre hace unos 500 millones de años.
El profesor Tomomichi Fujita, líder del estudio, afirmó que estas investigaciones son un paso inicial para entender mejor cómo las plantas pueden ayudar a los humanos a establecerse en otros mundos.
“Nuestro trabajo con el musgo representa un primer paso hacia la construcción de ecosistemas sostenibles en la Luna y Marte”, comentó. Con futuras investigaciones, se podrán desarrollar métodos eficaces para cultivarlas en ambientes extraterrestres, facilitando la creación de hábitats autosuficientes y sostenibles en estos nuevos territorios.
Este avance no solo es importante desde un punto de vista científico, sino que también tiene implicaciones prácticas para la futura exploración humana del espacio, especialmente en la búsqueda de recursos y la supervivencia en entornos inhóspitos.
