Un recorrido por la transformación de los vehículos chinos desde su llegada a Europa hasta convertirse en referentes en seguridad y tecnología.

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En el marco del Salón del Automóvil de París 2022, un alto ejecutivo de una reconocida marca automotriz europea reflejaba la notable evolución de la industria automotriz china, afirmando: "Están por encima de nosotros y no tienen nada que envidiarle a una marca de lujo".

Esta afirmación encapsula cómo, a lo largo de las últimas dos décadas, la percepción y calidad de los vehículos chineses ha cambiado radicalmente.

En los años iniciales del siglo XXI, los autos de origen chino enfrentaban numerosas críticas en los mercados europeos y estadounidenses. A menudo se les señalaba por no cumplir con los estándares de seguridad requeridos, lo que hacía casi imposible su ingreso a estos competidos mercados.

El Jiangling Landwind fue el primero en intentarlo en 2005, solo para recibir una devastadora evaluación de cero estrellas en pruebas de choque realizadas por el Automóvil Club Alemán (ADAC).

Dos años más tarde, el Brilliance BS6 sufrió un destino similar, evidenciando fallas estructurales alarmantes.

El clima actual es considerablemente diferente. Hoy en día, muchos modelos provenientes de China obtienen puntuaciones máximas en las pruebas de Euro NCAP, la entidad que evalúa la seguridad de los vehículos en Europa.

Este avance es principalmente atribuido a la fuerte inversión en investigación y desarrollo a lo largo de los años, con un apoyo significativo del estado en la mayoría de las empresas del país.

China ha dado un salto impresionante en la calidad de sus automóviles. Modelos como el Deepal S07, el Zeekr X y la Maxus eTerron 9 se destacan no solo en seguridad, sino que también lideran en sus respectivas categorías.

La Maxus eTerron 9, por ejemplo, ha sido diseñada con materiales avanzados y tecnología de punta que capaces de competir con las mejores marcas del mundo.

Antes, los autos chinos eran frecuentemente criticados por copiar diseños de vehículos icónicos. Aunque aún existen ciertas similitudes, hoy estas son ejecutadas con niveles de calidad y acabado que rivalizan con los estándares internacionales. Este progreso, sin embargo, no ha eliminado por completo la percepción negativa que se generó en el pasado; muchos consumidores todavía desconfían de la calidad de los automóviles chinos.

El principal argumento que la industria china utiliza para cambiar esta imagen es su inigualable avance tecnológico. Durante la última década, las principales marcas occidentales han subrayado la importancia del software en el éxito automotriz, y actualmente, China se posiciona a la cabeza de esta carrera.

Los desarrollos en sistemas de navegación avanzada, tecnología de comandos de voz y asistencias al conductor demuestran el compromiso del país en liderar la electromovilidad.

La evolución también ha permitido a empresas tecnológicas convertirse en fabricantes de vehículos. Gigantes como Huawei, Foxconn y Xiaomi, conocidos por su producción de dispositivos electrónicos, han comenzado a lanzar sus propios modelos de automóviles, desafiando a los fabricantes tradicionales gracias a su excelencia en tecnología y diseño.

En el mercado europeo, el despertar de las marcas chinas apenas está comenzando. Modelos de empresas como Chery, BAIC y Geely han conquistado a los consumidores, no solo por su tecnología, sino también por sus precios competitivos.

Según estimaciones, los automóviles chinos ofrecen una relación calidad-precio excepcional, con precios que a menudo son significativamente más bajos en comparación con sus homólogos europeos.

A medida que la industria automotriz china continúa evolucionando, es evidente que una nueva era se está gestando, donde los vehículos de origen chino están comenzando a ser reconocidos no solo por su accesibilidad, sino también por su calidad y tecnología avanzada.