Aprende cómo tomar el control de tus finanzas incluso con recursos limitados y descubre las creencias que afectan tu relación con el dinero para mejorar tu bienestar financiero.

Vivir con un presupuesto restringido no significa que debas rendirte ante tus finanzas. La clave está en entender tus patrones de pensamiento y comportamientos respecto al dinero, y trabajar para modificarlos si no te están beneficiando.
La historia personal y las experiencias familiares influyen mucho en cómo manejamos nuestras finanzas, y aprender a identificar estas creencias puede marcar una gran diferencia en tu estabilidad económica.
A lo largo de la historia, muchas generaciones han tenido relaciones complicadas con el dinero. Por ejemplo, durante la Gran Depresión en la década de 1930, millones de estadounidenses vieron cómo sus ahorros se esfumaban con la quiebra de bancos y la caída de la economía.
Estos eventos dejaron huellas profundas en la percepción del dinero, generando una desconfianza que se transmite de generación en generación. En algunos casos, las personas desarrollan una aversión total al uso del dinero, mientras que en otros, se vuelven excesivamente cuidadosas o ansiosas por gastar.
Un ejemplo de ello es la historia del Dr. Brad Klontz, un psicólogo y planificador financiero que creció en un entorno donde la preocupación por el dinero era muy fuerte. Su abuelo, traumatizado por la quiebra bancaria de la Gran Depresión, nunca volvió a confiar en las instituciones financieras y solo invertía en depósitos a plazo fijo.
La madre de Klontz también mostró una actitud cautelosa, viendo el dinero como algo peligroso o corrupto. Sin embargo, él decidió desafiar esas creencias y, en su juventud, tomó decisiones arriesgadas, como vender su camioneta para comprar un coche barato y apostar en la bolsa de valores, solo para ver cómo sus ahorros desaparecían en la burbuja puntocom.
Este ciclo de comportamientos impulsados por creencias inconscientes, que Klontz denomina 'guiones del dinero', puede ser muy dañino si no se identifican y trabajan.
Estos guiones pueden ser: evitación del dinero, enfocar excesivamente en la riqueza, buscar status a través del dinero, o ser excesivamente vigilantes con los gastos.
Por ejemplo, las personas que evitan hablar de dinero o no revisan sus estados financieros probablemente tienen un guion de evitación del dinero. Esto puede deberse a experiencias pasadas donde la mención del dinero generaba ansiedad o vergüenza. Para estas personas, es recomendable establecer momentos específicos para revisar sus finanzas, apoyar causas que valoren y buscar modelos a seguir que utilicen su riqueza para hacer el bien.
Por otro lado, quienes son muy vigilantes con su dinero tienden a ahorrar en exceso, evitando cualquier gasto que consideren innecesario. Aunque esto puede ayudar a acumular patrimonio, también puede generar estrés y reducir la calidad de vida. La recomendación aquí es crear un presupuesto para el 'dinero de diversión' y consultar con un asesor financiero que ayude a equilibrar el control y el disfrute.
Las personas que creen que el dinero es la fuente de la felicidad, o que su valor define su autoestima, caen en el guion del dinero centrado. Si bien buscar la estabilidad económica es válido, es importante recordar que el dinero no compra relaciones genuinas ni satisfacción duradera. La clave es aprender a pausar antes de gastar impulsivamente y valorar las experiencias y relaciones sobre las posesiones.
Finalmente, quienes usan su dinero como símbolo de estatus pueden verse atrapados en una carrera por mostrar su éxito material. Esto puede llevar a gastos excesivos y a una sensación de vacío. La recomendación es tomar conciencia sobre las motivaciones y priorizar la salud emocional y las relaciones en lugar de solo acumular bienes.
Reconocer y entender estos guiones es el primer paso para transformar la relación con el dinero. Estudios muestran que las personas que logran identificar sus creencias financieras y trabajar en ellas pueden aumentar sus ahorros en un 73% y mejorar su bienestar mental.
Para ello, existen tests gratuitos y recursos que ayudan a descubrir cuál de los cuatro guiones principales domina tu comportamiento financiero.
En conclusión, gestionar un presupuesto ajustado requiere más que solo recortar gastos: implica también un trabajo interno para cambiar las creencias limitantes que nos impiden avanzar.
Con un poco de autoconciencia y planificación, es posible construir una relación más saludable con el dinero y alcanzar una mayor estabilidad y tranquilidad económica.