Este nuevo espacio alberga ocho impresionantes ejemplares de urogallo centroeuropeo y busca educar sobre su hábitat y conservación. La inversión para su creación ha sido de 290.000 €.

La localidad leonesa de Caboalles de Arriba se prepara para abrir las puertas de su nuevo voladero de urogallos, un atractivo que promete cautivar a los amantes de la naturaleza y la fauna.
Este nuevo espacio, que verá la luz durante la Semana Santa, alberga a ocho ejemplares de urogallo centroeuropeo, los cuales se encuentran en condiciones óptimas que garantizan su bienestar desde un enfoque etológico y sanitario.
Este proyecto se suma al Centro del Urogallo, inaugurado en 2006, que ha sido un referente en la educación ambiental y la divulgación sobre esta especie en peligro de extinción.
El centro original ha ofrecido durante años una interesante exposición sobre el hábitat y la vida de estos fascinantes pájaros. La inversión total para la creación del nuevo voladero ha sido de 290.000 €, aproximadamente 340.000 dólares, una cifra que refleja el compromiso de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio con la conservación de la biodiversidad.
El nuevo recinto no solo es un lugar para observar a los urogallos, sino que también busca educar al visitante sobre la importancia de su conservación.
Las visitas, que serán guiadas, requieren de una reserva previa, y estarán disponibles en horarios específicos durante la mañana y la tarde. Los horarios de visita son de 11:30 h, 12:15 h y 13:00 h por la mañana, y de 16:30 h, 17:15 h y 18:00 h por la tarde.
El diseño del voladero ha sido cuidadosamente pensado para replicar el hábitat natural del urogallo, permitiendo a los visitantes observar su comportamiento en un entorno que simula su vida salvaje.
Entre las características del nuevo espacio se encuentran una empalizada permeable, ajardinamiento con especies autóctonas y la instalación de esculturas informativas que enriquecen la experiencia educativa.
La arquitectura del voladero presenta retos significativos, especialmente en lo que respecta a la iluminación natural, que se logra a través de lucernarios en la cubierta.
Esto es esencial para no alterar el ciclo biológico de los urogallos y evitar que se conviertan en presas de depredadores. Asimismo, se ha implementado un sistema de insonorización para que los ruidos interiores no afecten a las poblaciones salvajes cercanas durante su época de cría.
El espacio está organizado en dos unidades familiares, cada una compuesta por un macho y tres hembras, en condiciones seminaturales que favorecen su bienestar.
Se han plantado especies vegetales que benefician a los urogallos, como arándanos y frambuesas, y se han instalado medidas de seguridad para prevenir accidentes.
La creación de este nuevo refugio de urogallos no solo es un paso adelante en la conservación de esta especie emblemática, sino que también representa una oportunidad para que la comunidad se involucre en la protección de su entorno natural.
Desde su apertura, se espera que el voladero se convierta en un punto de referencia para la educación ambiental en la región, contribuyendo al conocimiento y apreciación de la rica biodiversidad de la cordillera cantábrica.