El Papa Francisco impulsa un cambio hacia la sostenibilidad en el Vaticano, con flota eléctrica a partir de 2030 y subastas benéficas de vehículos.

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El Papa Francisco, conocido por su enfoque en la reforma dentro de la Iglesia Católica, también ha dejado una huella significativa en el ámbito automovilístico, promoviendo la electrificación de la flota del Vaticano.

Este cambio no proviene de un amor desmedido por los vehículos, sino de un interés por utilizar estas colaboraciones para fines benéficos.

Desde que asumió el papado en marzo de 2013, el Jorge Bergoglio ha recibido numerosos vehículos, no por una preferencia personal, sino para destinarlos a la caridad.

Uno de los momentos más destacados de su relación con la industria automotriz fue en 2017, cuando recibió un Lamborghini Huracán, que fue luego subastado con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a las comunidades católicas en Irak.

Además, se subastaron dos motocicletas Harley Davidson, una de las cuales había sido un regalo para su predecesor, Benedicto XVI.

En un notable giro hacia la sostenibilidad, el Papa anunció en 2023 su compromiso de electrificar completamente la flota oficial del Vaticano para el año 2030.

Este plan no solo implica la adquisición de vehículos eléctricos, sino también la implementación de una infraestructura de carga en todo el territorio vaticano y las áreas circundantes, como parte de una estrategia más amplia de desarrollo sostenible.

La estrategia fue respaldada por un acuerdo con Volkswagen, que proveerá automóviles eléctricos a través de sistemas de alquiler a corto y largo plazo.

El primer hito de esta iniciativa se llevó a cabo con la entrega de los modelos ID.3 e ID.4, que cuentan con una autonomía que oscila entre 430 y 530 kilómetros, según la versión.

El Papa Francisco ha manifestado que el compromiso del Vaticano con el medio ambiente no es nuevo; desde hace años, la institución promueve políticas ecológicas y de ahorro energético.

Este enfoque hacia un futuro sustentable es parte de un esfuerzo más amplio por parte del Vaticano para desarrollar una conciencia ecológica más fuerte entre sus seguidores y el mundo en general.

Además de los Lamborghini y Harley Davidson, el Papa se ha movido en vehículos menos ostentosos, como un Ford Focus, un Fiat 500 y otros modelos de automóviles frecuente.

Durante sus giras, se han utilizado diferentes papamóviles, incluyendo una variedad de modelos de diferentes fabricantes, lo que resalta su flexibilidad y adaptación a las necesidades del momento.

Sin embargo, el paso más significativo ha sido la iniciativa de hacer completamente eléctrica la flota del Vaticano, con un objetivo claro de contribuir a la lucha contra el cambio climático y promover un modelo de movilidad más responsable.

Con este ambicioso proyecto, Francisco no solo deja un legado espiritual y organizativo, sino también un claro mensaje de que la sostenibilidad debe ser una prioridad en la agenda global.

Este enfoque tiene repercusiones que trascienden lo religioso, ya que invita a otros líderes y naciones a considerar seriamente su papel en la protección del planeta.

El compromiso del Papa Francisco con el medio ambiente y la electrificación del Vaticano es un paso adelante en la búsqueda de un mundo más limpio y justo.

A medida que se acercan los objetivos para 2030, el Vaticano parece estar preparado para liderar el camino, no solo en lo espiritual, sino también en lo ambiental.