La continuación de la marcha después de un accidente puede acarrear graves consecuencias legales y civiles. Es vital comprender las responsabilidades de los conductores y el papel de las aseguradoras en estos casos.

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Los accidentes de tráfico son situaciones lamentables que pueden ocurrirle a cualquiera y en cualquier momento.

Sin embargo, la reacción de los involucrados ante un siniestro puede marcar la diferencia entre una simple complicación administrativa y un problema legal serio.

En muchos casos, el conductor que provoca el accidente puede optar por seguir circulando, evadiendo así su responsabilidad de detenerse.

Esta decisión, además de ser poco ética, puede convertirse en un delito penal en ciertas circunstancias, especialmente si hay lesionados.

La Ley Nacional de Tránsito establece claramente en su artículo 65 que, tras un accidente, todos los conductores deben "detenerse inmediatamente". Ignorar esta obligación no solo puede implicar un incumplimiento de la normativa, sino que puede acarrear graves consecuencias legales como el abandono de persona.

Este concepto se refiere a la desatención de alguien que se encuentra en una situación vulnerable, como una persona herida por el accidente.

Si te ves involucrado en un siniestro, es fundamental que permanezcas en el lugar y cumplas con la obligación de intercambiar información con los otros conductores.

Esto incluye documentos como licencias de conducir y pólizas de seguro.

Además, si alguien requiere asistencia médica, es crucial ofrecer tu ayuda y, si es necesario, contactar a los servicios de emergencia.

Los números a marcar variarán según la región y la gravedad de los hechos.

Una vez que la policía haya llegado y, si es pertinente, el personal médico, los conductores podrán retirarse, siempre y cuando no se requiera su presencia para la investigación de un posible delito.

Esto es un paso importante, ya que la intervención de las autoridades ayudará a esclarecer lo sucedido y facilitará el proceso posterior.

Por otro lado, es vital informar a la compañía de seguros correspondiente dentro de los tres días siguientes al accidente.

Lo ideal es presentar la denuncia tan pronto como sea posible para facilitar la recopilación de información adicional, como imágenes de cámaras de seguridad o testimonios de testigos.

Esto puede ser decisivo para cualquier reclamo indemnizatorio que desees realizar.

Las personas que hayan sufrido lesiones deben dirigirse al seguro del vehículo que generó el accidente para solicitar indemnizaciones.

Si la aseguradora se niega a cubrir los daños, se debe considerar la posibilidad de iniciar acciones legales contra el propietario del vehículo responsable.

De este modo, es esencial recolectar toda la información y documentación pertinente en el momento del accidente.

Si el conductor que provoca el accidente decide no detenerse, es posible presentar una denuncia penal.

Dependiendo de la gravedad de la situación, podrían generarse reclamaciones civiles para obtener resarcimientos económicos por los daños y perjuicios sufridos.

En conclusión, es fundamental conocer y cumplir con las obligaciones legales que nos corresponden en caso de un accidente de tráfico.

Esta nota no pretende ser un asesoramiento legal específico, sino ofrecer lineamientos generales sobre cómo proceder ante estas situaciones.

La prevención y la diligencia pueden hacer la diferencia en momentos complicados, asegurando que se venza la incertidumbre legal que puede surgir tras un accidente.