Una tragedia en Pataz revela la escalada de violencia y la presencia de minería ilegal que amenaza la seguridad en la región, mientras las autoridades enfrentan desafíos para restablecer el orden.

Imagen relacionada de confirman muerte 13 mineros bandas criminales peru

Este domingo 4 de mayo, las autoridades confirmaron la trágica muerte de 13 trabajadores de una mina de oro ubicada en el norte de Perú, específicamente en la provincia de Pataz.

Los mineros, que estaban en condición de secuestrados desde hace una semana, fueron hallados sin vida con heridas de bala en la cabeza y el cuello, lo que ha generado profundas inquietudes sobre la presencia de actores externos que operan en la zona.

La compañía minera Poderosa, encargada de la explotación del yacimiento, fue la primera en confirmar la noticia. En un comunicado, la empresa aseguró que los trabajadores habían sido secuestrados por bandas criminales que controlan la minería ilegal en la región.

Según su versión, los mineros fueron asesinados de manera cruel por estos grupos que, desde hace años, desafían la autoridad y la ley en Pataz.

La situación en esta provincia del norte peruano no es nueva. Desde hace décadas, la minería ilegal ha ido creciendo en esta zona, que posee reservas valiosas de oro y otros minerales. Históricamente, Pataz ha sido un territorio de conflicto entre mineros artesanales, empresas formales y grupos ilegales, quienes luchan por el control de los recursos naturales.

La presencia de estos grupos no solo ha generado violencia, sino también un impacto ambiental devastador y una grave amenaza para la seguridad de los residentes y trabajadores.

Hasta la fecha, la compañía Poderosa ha informado que en total, 39 trabajadores han sido víctimas de asesinatos relacionados con la actividad ilícita en la región.

La empresa denuncia que Pataz se ha convertido en un territorio sin ley, donde la impunidad y la violencia campean sin control. La situación ha llevado a un llamado urgente al gobierno peruano, solicitando que replantee su estrategia para combatir la criminalidad en la zona y garantizar la captura de los responsables.

Las autoridades han sido criticadas por su aparente inacción. La empresa ha señalado que las bandas criminales operan desde bocaminas ilegales que, pese a estar claramente identificadas y georreferenciadas, permanecen abiertas y en funcionamiento.

La Dirección General de Formalización Minera del Ministerio de Energía y Minas ha sido señalada por no atender los pedidos de exclusión presentados por las empresas legítimas, permitiendo que los mineros informales y ilegales continúen explotando sin restricciones.

Expertos en seguridad y minería advierten que la única forma de revertir esta situación es mediante una intervención integral que incluya la entrada de la policía para desmantelar estas operaciones ilegales, así como una mayor formalización del sector minero en la región.

La historia de Pataz refleja un problema que trasciende lo local: la lucha por el control de los recursos naturales y la lucha contra la minería ilegal, que ha estado presente en Perú desde los años 80, cuando las crisis económicas y la pobreza llevaron a muchas comunidades a buscar en la minería una fuente de subsistencia.

En este contexto, el gobierno peruano enfrenta un desafío crucial: restablecer el orden y garantizar la seguridad de los trabajadores y residentes en una región que, según informes, ha sido tomada por organizaciones criminales que operan con total impunidad.

La tragedia de estos 13 mineros muertos no solo evidencia la gravedad del problema, sino que también reitera la necesidad de acciones rápidas y efectivas para detener la violencia y proteger los recursos naturales del país.