Conmemorando el aniversario de la Revolución de Mayo, Buenos Aires realiza una jornada de reconocimiento a los símbolos patrios con entrega de escarapelas en la Feria de Mataderos y actividades educativas en las escuelas de la ciudad.

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La Ciudad de Buenos Aires conmemoró este domingo 25 de mayo el aniversario de la Revolución de Mayo, una de las fechas más importantes en el calendario patrio argentino.

En un acto que buscó fortalecer la identidad nacional y promover el conocimiento de los símbolos patrios, la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano llevó a cabo una iniciativa especial en la tradicional Feria de Mataderos, ubicada en el barrio homónimo, desde las 11 de la mañana.

Durante esta jornada, se entregaron miles de escarapelas albicelestes a los vecinos y visitantes, en un esfuerzo por mantener vivo el espíritu de unión y orgullo nacional.

César Torres, secretario de Gobierno y Vínculo Ciudadano de la Ciudad, expresó: "Con la entrega de estas insignias invitamos a nuestros vecinos a reconectar con los emblemas que forjaron nuestra identidad.

En un espacio popular y de encuentro como la feria, la Ciudad propone recordar que estos distintivos no pertenecen sólo al pasado, sino que siguen construyendo nuestro presente y futuro".

La historia de la escarapela, uno de los símbolos más emblemáticos de Argentina, tiene sus raíces en los inicios del proceso independentista. Manuel Belgrano, en 1812, solicitó al Primer Triunvirato la creación de esta insignia para distinguir a las tropas patriotas de las realistas, ya que ambas vestían uniformes similares.

La escarapela blanca con centro celeste fue aprobada oficialmente en ese entonces, y poco después Belgrano diseñó la bandera nacional con los mismos colores.

La primera vez que se izó la bandera albiceleste fue en Rosario, en febrero de 1812, en un acto simbólico que marcó un hito en la historia de la emancipación.

Aunque en su origen la escarapela no fue incluida en la Ley de símbolos patrios sancionada en 1944, con la que se oficializaron la bandera, el escudo y el himno nacionales, su uso se consolidó con el tiempo como un elemento de fuerte carga simbólica.

En 1935, se instituyó el Día de la Escarapela, celebrado cada 18 de mayo, con el fin de fortalecer su presencia en la vida cívica del país.

El 25 de mayo también tiene un significado especial, ya que conmemora no solo el inicio de la independencia, sino también el aniversario de la entrega de la bandera de la Libertad Civil por parte de Belgrano al pueblo jujeño en 1813, en reconocimiento a su valentía durante el Éxodo Jujeño.

En 2015, esta enseña fue declarada oficialmente como símbolo patrio histórico y segunda bandera nacional.

La celebración en la Feria de Mataderos se complementó con actividades para escuelas y comunidades educativas. Además, el próximo 5 de junio, el Salón de Banderas de la Ciudad realizará una jornada especial en la Escuela Juan Martín de Pueyrredón, ubicada en la Comuna 3, con el objetivo de promover el conocimiento y respeto por los símbolos patrios entre los jóvenes estudiantes.

El Taller de Banderas de la Ciudad, que funciona desde 1946 y está ubicado en Chacarita, también participó en la celebración. Este espacio cuenta con un equipo multidisciplinario dedicado a la producción de banderas oficiales, estandartes nacionales y objetos protocolares. Cada año, el taller produce cientos de banderas para diferentes instituciones públicas, además de realizar restauraciones y responder a pedidos especiales para visitas diplomáticas.

El taller no solo fabrica símbolos patrios, sino que también realiza charlas educativas sobre su historia y significado, dirigidas principalmente a alumnos de cuarto grado que hacen la promesa a la bandera.

Además, el espacio ha recorrido varias ciudades del país promoviendo el respeto y la valoración de las enseñas nacionales y regionales.

En definitiva, las actividades realizadas en Buenos Aires en este 25 de mayo buscan fortalecer la identidad nacional a través de la historia y los símbolos que nos unen como país.

La entrega de insignias en espacios populares como la Feria de Mataderos, junto con las iniciativas educativas, reflejan el compromiso de la ciudad con la memoria y los valores patrios, enmarcados en una tradición que se mantiene viva generación tras generación en Argentina.