Valentín Yankelevich

Valentín Yankelevich: el piloto que mantiene vivo el legado de Romina Yan en el automovilismo

A sus 21 años, Valentín Yankelevich decidió incursionar como piloto profesional en Turismo Carretera, llevando el apellido de su madre, Romina Yan, con orgullo y en honor a su memoria. Su trayectoria, motivada por el amor a la velocidad, combina el legado familiar con una pasión que creció desde la infancia, desafiante en un deporte que requiere esfuerzo y perseverancia. Desde pequeño, Valentín mostró interés por el automovilismo, influenciado por ídolos como Michael Schumacher y la historia de Ferrari. Aunque en su hogar no había tradición en las carreras, su fascinación creció con el tiempo, impulsada también por experiencias en karting y pruebas en Estados Unidos, donde tuvo la oportunidad de correr en Fórmula 4 gracias a contactos familiares. El joven piloto, hijo de Romina Yan y nieto de Cris Morena y Gustavo Yankelevich, empezó a consolidar su carrera en el automovilismo a los 19 años, tras realizar pruebas en autódromos y participar en categorías menores. La inversión en su formación fue significativa, especialmente considerando los costos propios del deporte y la necesidad de compatibilizar su carrera con estudios en Economía, aunque eventualmente decidió abandonar esa carrera para dedicarse completamente al automovilismo. Su debut en Turismo Carretera 2000, categoría creada en 2023 por la ACTC, le permitió demostrar su talento con un segundo puesto en una de las carreras y consolidar su futuro en el mundo de las carreras de autos con una plantilla de pilotos de alto calibre como Agustín Canapino y Camilo Trappa. El amor por su madre, Romina Yan, que falleció en 2010 a los 36 años a causa de un aneurisma cerebral, es el motor que lo impulsa. Valentín expresa que llevar el apellido Yankelevich y correr con el número 5, en honor a su cumpleaños, son formas de mantener vivo su legado. Él confiesa que siempre lleva en su corazón la presencia de Romina, a quien recuerda y honra en cada carrera y en sus pensamientos diarios. Además de su deseo de progresar en el automovilismo internacional, no descarta la posibilidad de competir en categorías de GT o en el Campeonato del Mundo de Resistencia. Sin embargo, su principal objetivo ahora es consolidarse como piloto profesional en Argentina, entendiendo la dificultad económica del deporte pero confiando en que los esfuerzos darán frutos. Su historia refleja cómo las pasiones personales pueden transformarse en un camino profesional, y cómo el legado familiar puede dar fuerza para afrontar los desafíos. Valentín también ha recibido el apoyo de figuras como Franco Colapinto, y confía en que, con dedicación y perseverancia, podrá abrirse camino en el automovilismo mundial en un futuro cercano. El legado de Romina Yan permanece vivo no solo en la memoria de sus fans, sino también en sus hijos. Valentín ha expresado que siente a su madre muy presente, especialmente en momentos importantes, y que esta conexión le aporta motivación y energía para seguir adelante en el deporte que ama. En definitiva, su historia es un testimonio de resiliencia, pasión y respeto por las raíces familiares, que lo impulsan a luchar por sus sueños en un deporte tan competitivo como el automovilismo.

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