El COVID-19 y nuestra inmunidad contra él están evolucionando. ¿Estamos ahora en un 'punto muerto' con este virus?

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El COVID-19 y nuestra inmunidad contra él están evolucionando.

Después de miles de millones de infecciones a nivel mundial, millones de muertes y numerosas vidas afectadas por secuelas de salud duraderas, finalmente hemos llegado a un punto en esta pandemia en el que el SARS-CoV-2 ya no es el patógeno temible que solía ser.

Esto se debe a cómo tanto el virus como nuestra inmunidad contra él están evolucionando.

Un nuevo estudio muestra que el 75% de los canadienses tienen anticuerpos contra el SARS-CoV-2. La exposición a este virus, ya sea a través de la vacunación o de la infección, significa que tres cuartas partes del país tenían anticuerpos detectables para marzo de 2023, según un nuevo estudio publicado en el Canadian Medical Association Journal.

Este virus, aunque aún presente, no tiene el mismo impacto destructivo que solía tener.

Aunque continúa causando olas de infecciones, similares a la gripe estacional o al resfriado común, ha perdido parte de su potencial debido a la inmunidad generalizada y a las vacunas actualizadas constantemente.

Sin embargo, sigue mutando para evitar nuestras defensas inmunológicas y reinfectarnos una y otra vez.

Aunque no logramos erradicarlo por completo ni destruir los sistemas inmunológicos de todos como se temía en un principio, ahora nos encontramos en un 'punto muerto' con el SARS-CoV-2, según el inmunólogo Deepta Bhattacharya de la Universidad de Arizona.

La inmunidad adquirida por exposición al virus, ya sea a través de la vacunación o de la infección, ha aumentado rápidamente en la población canadiense.

Este estudio revela que el 75% del país tenía anticuerpos detectables para marzo de 2023. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la inmunidad adquirida puede disminuir con el tiempo y que las personas, especialmente los adultos mayores, siguen en riesgo de sufrir consecuencias graves debido a la infección, incluso si han sido vacunados.


Por lo tanto, se recomienda que los adultos mayores sean una prioridad para recibir refuerzos de vacunas en otoño.

A pesar de la evolución del virus y de nuestra inmunidad contra él, se espera que los refuerzos de vacunas sigan desempeñando un papel importante en la prevención de infecciones graves y en el control de la propagación del virus.

Los fabricantes de medicamentos están adaptando las vacunas para que coincidan con las variantes circulantes del virus, como la variante XBB.1.5, una rama de la variante Omicron que ha evolucionado para evadir las defensas inmunológicas.

Aunque las nuevas vacunas están relativamente bien adaptadas a este virus en constante evolución, las reinfecciones seguirán siendo una realidad debido a las mutaciones del virus.

En resumen, aunque el COVID-19 y nuestra inmunidad contra él están evolucionando, es poco probable que volvamos a la situación que vivimos en 2020. A medida que continuamos aprendiendo sobre el virus y mejorando nuestras estrategias de prevención y tratamiento, estamos más preparados para enfrentar los desafíos que presenta.

Sin embargo, el virus seguirá siendo una amenaza, especialmente para ciertas poblaciones, y los refuerzos de vacunas seguirán siendo necesarios para mantenerlo bajo control y proteger a aquellos que corren mayor riesgo de sufrir consecuencias graves debido a la infección.

El COVID-19 se ha convertido en parte de nuestra realidad y debemos seguir adaptándonos a medida que la historia de esta pandemia continúa desarrollándose.