Más de 900 prisioneros están combatiendo incendios forestales en California, lo que plantea preguntas sobre la explotación laboral en el estado.

Más de 900 reclusos están luchando contra los devastadores incendios que asolan la zona de Los Ángeles.

Según el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California, estos prisioneros están “trabajando para crear líneas de fuego y eliminar combustible para ralentizar la propagación del fuego”.

Los equipos de bomberos están combatiendo el incendio de Palisades en el cañon de Mandeville, un ejemplo de cómo el estado depende de los prisioneros para enfrentar incendios forestales que se están volviendo más intensos y rápidos debido a la crisis climática.

Esta situación no es nueva; el programa que permite a los prisioneros combatir incendios se remonta al siglo XIX, y su continuidad ha generado un intenso debate sobre la explotación laboral.

Los reclusos que participan en esta labor son parte del programa de campamentos de conservación de incendios de California, que es operado en conjunto por el departamento de correcciones y el Departamento de Protección Forestal y de Incendios de California, así como el Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles.

Los prisioneros reciben un pago máximo de 10,24 dólares estadounidenses (aproximadamente 9,63 euros) al día, sumando un dólar adicional por hora en caso de emergencia, según el departamento de correcciones.

Los defensores de la justicia penal señalan que este programa, similar a otros que involucran trabajo carcelario, perpetúa la explotación de las personas encarceladas.

De acuerdo con estas críticas, los prisioneros que luchan contra incendios reciben menos que el salario mínimo en California, que actualmente es de 16,50 dólares estadounidenses por hora (aproximadamente 15,31 euros). Además, ganan significativamente menos que los bomberos estacionales del estado, quienes pueden recibir un salario base mensual que supera los 4.600 dólares (cerca de 4.270 euros), y que contrasta drásticamente con los salarios de los bomberos de la ciudad de Los Ángeles, que comienzan en más de 85,000 dólares (aproximadamente 79,000 euros) al año.

La realidad de los prisioneros bomberos contrasta enormemente con el trabajo de aquellos que están empleados en el mismo campo pero fuera del sistema penitenciario.

Muchas personas ven este programa como una forma de trabajo forzado, y sugieren que se debería reconsiderar la forma en que se utiliza la mano de obra penitenciaria durante las crisis de incendios.

Con el aumento de la frecuencia e intensidad de los incendios en California, estas cuestiones no son solo morales, sino que también plantean interrogantes sobre las opciones de respuesta del estado en la lucha contra los desastres naturales.

Conforme avanzamos en el siglo XXI, se hace necesario un debate más amplio sobre el uso de trabajadores encarcelados en situaciones que exigen valentía y sacrificio, y cómo esto refleja la desigualdad presente en la justicia penal y el tratamiento de los reclusos en la sociedad.