En 2024, las víctimas en Estados Unidos reportaron una pérdida de aproximadamente 420 millones de euros debido a fraudes iniciados con mensajes de texto, según datos de la Comisión Federal de Comercio. La cifra total de estafas en línea alcanzó los 11.8 mil millones de euros, estableciendo un nuevo récord y evidenciando la creciente sofisticación de los ciberdelincuentes.

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En el año 2024, las víctimas estadounidenses reportaron una pérdida cercana a los 420 millones de euros debido a estafas que empezaron con mensajes de texto, según datos recientes de la Comisión Federal de Comercio (FTC).

Esta cifra refleja una alarmante tendencia en el incremento de fraudes digitales, que en total sumaron aproximadamente 11.8 mil millones de euros, rompiendo récords previos y poniendo en evidencia la sofisticación y expansión de las actividades delictivas en el ciberespacio.

Las estafas telefónicas y por mensajes han pasado de ser casos aislados a una problemática sistemática que afecta a millones de personas en todo el país.

La modalidad más común consiste en enviar mensajes falsos que parecen provenir de instituciones confiables, como bancos, agencias gubernamentales o empresas de servicios.

Estos textos suelen advertir sobre supuestos problemas con entregas de paquetes, multas pendientes o fraudes en cuentas bancarias, y buscan manipular a las víctimas para que compartan información personal o realicen transferencias de dinero.

Históricamente, el fraude digital ha evolucionado desde simples llamadas telefónicas hasta complejas campañas que utilizan inteligencia artificial y técnicas de ingeniería social para engañar incluso a usuarios experimentados.

En 2024, se ha registrado un aumento en la cantidad de dinero perdido por persona, con una media de aproximadamente 1.350 euros (unos 1.500 dólares), cuando las víctimas interactúan con los estafadores a través de llamadas o mensajes.

Un ejemplo reciente y representativo ocurrió en un crédito cooperativo en Michigan, donde una clienta casi fue convencida de retirar 18.000 euros tras recibir una llamada falsa alegando que su cuenta había sido comprometida. La víctima había comprado previamente tarjetas de regalo para intentar desbloquear sus fondos, una técnica común utilizada por los ciberdelincuentes para evitar rastros.

Sin embargo, gracias a la intervención de un empleado, la cliente fue capaz de detectar la estafa y evitar la pérdida.

Las autoridades y organizaciones de protección al consumidor están cada vez más alertas y trabajando en programas para prevenir estos delitos. La Universidad Wayne State en Detroit, a través de su Instituto de Gerontología, ha desarrollado herramientas específicas para ayudar a las personas mayores a reconocer y evitar fraudes financieros.

Estos programas incluyen encuestas de vulnerabilidad financiera y capacitaciones para empleados bancarios, con el objetivo de detectar signos de manipulación emocional y actividades sospechosas.

Los estafadores, por su parte, utilizan técnicas cada vez más elaboradas, creando perfiles detallados de sus víctimas mediante investigaciones en redes sociales y datos públicos.

De esta forma, logran adaptar sus engaños a las circunstancias particulares de cada individuo, explotando miedos, necesidades económicas o sentimientos de soledad, especialmente en adultos mayores.

Un ejemplo de ello fue una mujer viuda que, tras perder a su esposo, fue víctima de un fraude romático y financiero. Los estafadores se hicieron pasar por pretendientes o conocidos, logrando que entregara información personal y dinero en varias ocasiones. Para evitar estos casos, expertos recomiendan mantener una comunicación abierta con familiares y amigos, y verificar cualquier solicitud de dinero mediante llamadas directas a instituciones oficiales.

La lucha contra los fraudes digitales requiere de una colaboración constante entre instituciones, empresas y usuarios. Programas como SAFE (Aprovisionamiento para una Vejez Exitosa a través del Empoderamiento Financiero), lanzado en 2017, ofrecen asesoramiento gratuito para reparar daños y recuperar fondos, además de promover la educación sobre las técnicas de manipulación.

A pesar de los esfuerzos, muchas víctimas no logran recuperar su dinero, lo que hace aún más importante la prevención. Como señala el experto en gerontología, el conocimiento y la precaución son las mejores armas contra estos delincuentes. La recomendación general es desconfiar de mensajes que solicitan dinero urgente, verificar siempre con las instituciones oficiales y, en caso de duda, consultar con un profesional o un familiar de confianza.

En conclusión, la creciente sofisticación de las estafas vía mensajes de texto en Estados Unidos y en otros países destaca la necesidad de estar alerta y educar a todos los segmentos de la población sobre los riesgos y las formas de protección.

La tecnología avanza rápidamente, y también la creatividad de los ciberdelincuentes, por lo que la prevención y la información son las mejores defensas para evitar ser otra víctima en el mundo digital.