El uso de chatbots de terapia impulsados por inteligencia artificial está en aumento, pero expertos advierten sobre sus posibles peligros y limitaciones. ¿Podrán realmente ayudar a cerrar la brecha en salud mental o podrían causar daños adicionales?

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Presuntamente, plataformas como Woebot y Wysa ofrecen una alternativa accesible y económica para quienes no pueden acceder fácilmente a servicios de salud mental tradicionales.

Sin embargo, expertos en #psicología y tecnología advierten que, aunque estos bots pueden ser útiles en ciertos contextos, también conllevan riesgos que no deben subestimarse.

Supuestamente, la idea de emplear #inteligencia artificial para brindar apoyo psicológico surge como respuesta a la creciente demanda de atención en salud mental.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, más de 264 millones de personas en todo el planeta sufren de trastornos mentales y solo una fracción recibe ayuda adecuada.

La terapia digital, incluyendo chatbots, se presenta como una solución potencial para cerrar esa brecha.

No obstante, algunos estudios y expertos señalan que estos sistemas aún tienen limitaciones significativas. Presuntamente, los bots carecen de la empatía y la comprensión profunda que un terapeuta humano puede ofrecer, lo cual podría ser perjudicial en casos de crisis o trastornos graves.

Además, supuestamente, existe el riesgo de que los usuarios dependan demasiado de estas herramientas, descuidando la atención profesional especializada.

Se han reportado casos en los que usuarios han compartido pensamientos muy delicados con estos bots, confiando en que recibirán ayuda inmediata. Pero, supuestamente, estos programas no están diseñados para manejar emergencias o situaciones que requieran intervención humana urgente. Los riesgos de una respuesta inadecuada podrían, en el peor de los casos, agravar la situación.

El desarrollo de estos chatbots también ha abierto un debate sobre la privacidad y la protección de datos. Supuestamente, muchas plataformas recopilan información sensible, y aunque aseguran seguir protocolos de confidencialidad, no están exentas de vulnerabilidades.

La filtración de conversaciones o el uso de datos para fines comerciales o de vigilancia no autorizados sería un riesgo potencial.

La terapia digital no es un concepto nuevo

Desde una perspectiva histórica, la terapia digital no es un concepto nuevo. Ya en los años 60, se experimentó con programas de computadora para ofrecer apoyo psicológico, aunque con resultados limitados. La verdadera revolución ocurrió con la llegada de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, que permitieron crear programas más interactivos y personalizados.

Sin embargo, la ética y la regulación en este campo aún están en pañales.

Supuestamente, algunas instituciones están trabajando en establecer estándares para el uso de estos bots, pero todavía existe una gran incertidumbre.

La comunidad científica y los reguladores insisten en que estos recursos deben complementar, no reemplazar, la atención profesional. La supervisión humana y la evaluación continua son imprescindibles para garantizar la seguridad y eficacia.

En conclusión, aunque los chatbots de terapia con IA ofrecen una promesa de accesibilidad y conveniencia, sus riesgos potenciales deben ser considerados con cautela.

La salud mental es un campo delicado y complejo, y la tecnología, por muy avanzada que sea, no puede sustituir completamente la empatía y la experiencia de un profesional humano.