El legendario atleta de 114 años, conocido como el 'Tornado con turbante', dejó un legado de resistencia y esperanza a nivel global tras su muerte en la India. Su historia movilizó a millones y demuestra que nunca es tarde para reinventarse y luchar por los sueños.

La #historia de Singh es la de un hombre que desafió todas las expectativas, demostrando que la voluntad y la perseverancia pueden transitar cualquier camino, sin importar la edad.
Nacido en 1911 en un rincón rural del norte de la India, Singh fue un granjero que enfrentó una infancia marcada por la fragilidad física. Según sus propios relatos, no aprendió a caminar hasta los cinco años debido a la debilidad en sus piernas, una condición que parecía condenarlo a una vida limitada.
Sin embargo, la historia de Singh tomó un giro radical a medida que fue creciendo, mostrando que los límites pueden ser rompidos con determinación.
Su vida cambió drásticamente a fines de los años 90, tras atravesar pérdidas familiares y un duro duelo por la muerte de uno de sus hijos. En ese momento, migró al Reino Unido en busca de nuevas oportunidades y, en medio del dolor, encontró en la actividad física un refugio. Empezó a correr a la edad de 89 años, como una forma de sobrellevar el duelo, y rápidamente se convirtió en un símbolo de esperanza para muchas personas.
Su hazaña más famosa ocurrió en octubre de 2011, cuando completó el Maratón de Toronto con 100 años, recorriendo los 42 kilómetros en un poco más de ocho horas.
Aunque su marca no fue oficialmente reconocida por Guinness por la falta de un certificado de nacimiento válido —puesto que en su país natal no se solían emitir esos documentos—, su edad fue validada por su pasaporte británico y una carta de la Reina Isabel II.
La imagen de Singh llegando a la meta fue viral e inspiró a millones en todo el mundo.
Se convirtió en un icono de la #superación que traspasó las fronteras del deporte
Fauja Singh fue más que un deportista; se convirtió en un icono de la superación que traspasó las fronteras del deporte. Portó la antorcha olímpica en Londres 2012 y protagonizó campañas publicitarias junto a figuras como David Beckham y Muhammad Ali. A lo largo de su vida, donó todas sus ganancias de maratones a organizaciones benéficas, demostrando su carácter humilde y altruista.
A pesar de retirarse oficialmente de las competencias en 2013, con 101 años, Singh nunca abandonó su rutina de entrenamiento. Mantenía una vida activa hasta días antes de su muerte, dejando un legado que inspira a personas de todas las edades a luchar por sus sueños. En sus propias palabras, resumió su filosofía de vida con sencillez: "Cada rupia que ganaba corriendo maratones iba a la caridad".
Su muerte ocurrió en su aldea natal de Bias, en Punjab, en la India, tras ser atropellado por un vehículo en uno de sus paseos cotidianos. La noticia conmocionó tanto en India como en el Reino Unido, donde muchos reconocieron en él un símbolo de persistencia y esperanza. El primer ministro indio, Narendra Modi, expresó sus condolencias en redes sociales, destacando que su vida seguirá inspirando a futuras generaciones.
El legado de Fauja Singh trasciende el deporte: representa la posibilidad de reinventarse en cualquier etapa de la vida y muestra que la disciplina, la voluntad y un espíritu indomable son las claves para superar obstáculos.