La comunidad autónoma centra esfuerzos en el seguimiento de especies en peligro de extinción como el quebrantahuesos, el buitre negro, el alimoche y el buitre leonado para garantizar su supervivencia y equilibrio ecológico.

Desde 2019, esta administración lleva a cabo un monitoreo anual y coordinado de las especies más amenazadas, incluyendo el buitre leonado, el buitre negro, el alimoche y el quebrantahuesos, con el objetivo de evaluar su estado de #conservación y diseñar estrategias de protección.
Históricamente, estas especies han enfrentado múltiples amenazas que han reducido significativamente sus poblaciones. Presuntamente, el uso ilegal de cebos envenenados, las electrocuciones en líneas eléctricas y la pérdida de hábitat han sido las principales causas de mortalidad.
Además, supuestamente, la competencia por recursos y la escasez de alimento debido a prácticas humanas también han contribuido a su declive. La importancia de estos animales en los ecosistemas es fundamental, ya que su función como carroñeros ayuda a mantener saludables los entornos naturales, evitando la proliferación de enfermedades y acelerando el reciclaje de nutrientes.
Desde el punto de vista histórico, el quebrantahuesos, una especie emblemática en peligro de extinción, fue extirpada de gran parte del sistema Ibérico a mediados del siglo XX.
Sin embargo, en los últimos años, gracias a programas de reintroducción y conservación, se ha logrado que vuelva a habitar en algunas zonas, como los Picos de Europa y la Sierra de Gredos.
En diciembre de 2024, se registró en libertad en el Moncayo soriano el nacimiento de un polluelo de esta especie, un acontecimiento considerado como un hito en la recuperación de la especie en la Península Ibérica, que supuestamente no se observaba en la región desde hacía más de cien años.
Por su parte, el buitre negro ha experimentado una recuperación significativa en la última década, con un crecimiento del 220% en su población reproductora en Castilla y León, alcanzando las 740 parejas en 2024.
La mayoría de ellas nidifican en sierras como Gredos, Guadarrama y Arribes del Duero, distribuidas en nueve núcleos diferentes. Las colonias más importantes se encuentran en el valle de Iruelas y los pinares de Valsaín.
El buitre leonado, que en 1999 contaba con aproximadamente 1.300 parejas en la comunidad, ha aumentado progresivamente en los últimos años, superando las 2.600 parejas en 2024, gracias en parte a la protección legal y a medidas específicas como la creación de zonas de protección en espacios Red Natura 2000.
Presenta un estado de conservación más delicado
El alimoche, en cambio, presenta un estado de conservación más delicado, con tendencias poblacionales negativas en algunas áreas. En 2024 se localizaron cerca de 150 territorios reproductores en las principales áreas controladas, siendo los Arribes de Duero la zona con mayor número de parejas, con 89.
La tendencia a largo plazo en algunas zonas, como las Hoces del Río Duratón, muestra un ligero descenso, aunque en otras áreas se mantiene estable o en ligera recuperación.
Supuestamente, la Junta de #Castilla y León ha intensificado sus esfuerzos en los últimos años para reducir las causas de mortalidad no natural, implementando medidas contra el uso ilegal de venenos, y promoviendo la instalación de dispositivos protectores en líneas eléctricas para evitar electrocuciones.
Además, se ha establecido una red de puntos de alimentación controlada para garantizar la disponibilidad de alimento en el medio natural, algo que históricamente ha sido clave para la supervivencia de estas especies.
En el ámbito legislativo, la comunidad ha aprobado planes específicos para la protección de estas aves, cumpliendo con las normativas europeas, y ha desarrollado estrategias para mitigar los impactos de actividades humanas, incluyendo la planificación de proyectos energéticos en zonas sensibles para evitar colisiones y electrocuciones.
Otra línea de trabajo importante ha sido la conservación ex situ, con centros de recuperación de animales silvestres que actúan como refugios y laboratorios de reproducción en condiciones controladas.
Supuestamente, estos centros han logrado rehabilitar a numerosos ejemplares heridos y facilitar programas de reintroducción en áreas previamente inhabitadas.
En definitiva, Castilla y León continúa apostando por la conservación de sus #aves carroñeras, conscientes de su papel ecológico y de su valor como patrimonio natural.