Se cuestiona si la tecnología de las smart cities realmente beneficia a los ciudadanos o a las grandes empresas de tecnología.

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Las ciudades inteligentes, o smart cities, se han convertido en un tema de gran interés para los políticos y las grandes tecnológicas.

Sin embargo, el periodista John Lorinc cuestiona si estas tecnologías realmente cumplen las expectativas y si en última instancia sirven a los intereses de los residentes de la ciudad o a las empresas de tecnología.

Lorinc, en su libro 'Dream States', plantea que la noción de 'inteligencia' resulta limitante y miope.

Propone la necesidad de un término que tenga en cuenta la inclusión, la justicia social, así como las cualidades más duraderas de las ciudades: la resiliencia, la adaptabilidad, la inventiva, la diversidad, la serendipia, la resistencia y, especialmente, la identidad de cada lugar.

Aunque la tecnología inteligente promete una ciudad más segura y un estilo de vida urbano sostenible y eficiente, Lorinc sostiene que el enfoque excesivo en las smart cities puede distraer de la necesidad de una infraestructura urbana realmente vital para el funcionamiento de las ciudades.

De acuerdo con el periodista, las ciudades son entornos humanos complejos y caóticos que dependen de la infraestructura física, la arquitectura y la ingeniería civil.

Además, la recopilación masiva de datos y la vigilancia digital asociada a la tecnología de las smart cities plantea inquietudes sobre la privacidad y el uso que hacen las grandes tecnológicas de esos datos.

Lorinc recomienda abordar con cuidado la implementación de estas tecnologías y no dejar que las empresas tecnológicas tengan un monopolio en la construcción de las ciudades inteligentes.

Destaca la importancia de incorporar la opinión pública en el proceso de adopción de estas tecnologías y de encontrar un equilibrio entre el uso de datos y la experiencia y percepción humana en el diseño urbano.

Es evidente que las smart cities tienen un gran potencial para mejorar la calidad de vida en las ciudades, pero es necesario reflexionar sobre cómo se utilizan estas tecnologías y asegurar que se respeten los derechos de los ciudadanos y su privacidad.

Se espera que los gobiernos y los planificadores urbanos consideren cuidadosamente las implicaciones y consecuencias de las smart cities antes de implementarlas en sus territorios, y que se fomente un debate amplio y participativo para garantizar que estas tecnologías beneficien verdaderamente a los residentes y no solo a las grandes empresas de tecnología.

Fuente: CBC Radio