Investigación destaca preferencia parental basada en el orden de nacimiento y la personalidad de los hijos.
Un reciente estudio ha arrojado luz sobre la creencia común de que los padres tienen un hijo favorito, una noción que persiste en la cultura de muchas sociedades.
Aunque muchos progenitores podrían negar tal preferencia, los hallazgos sugieren que la preferencia por uno de los hijos podría depender del orden de nacimiento, el género y, en particular, de la personalidad.
Este análisis, realizado por investigadores de la Universidad Brigham Young en Utah y de la Universidad Western en Ontario, examinó datos de alrededor de 19,500 personas a través de 30 estudios llevados a cabo entre 2015 y 2022, complementados con 14 bases de datos no publicadas.
El estudio revela que, generalmente, los hijos menores reciben un tratamiento algo más favorable por parte de sus padres. Sin embargo, esta tendencia se modifica al considerar también el control y la autonomía como factores: los padres tienden a mostrar preferencia por los hermanos mayores en esos aspectos.
Además, se observó que los padres tienden a favorecer a sus hijas sobre los hijos varones. La personalidad juega un papel crucial, ya que los autores del estudio indican que los progenitores tienden a preferir a aquellos hijos que son descritos como 'amables' y 'conscientes', independientemente de su lugar en el orden de nacimiento.
"Nuestros hallazgos sugieren específicamente que dentro de las familias, algunos niños pueden ser más fáciles de criar que otros", escribieron los autores en su publicación en el Psychological Bulletin de la Asociación Americana de Psicología.
La profesora de sociología Lisa Strohschein, de la Universidad de Alberta, advierte que la narrativa del estudio realmente resuena con las percepciones comunes sobre el favoritismo parental.
Aunque la investigación ha sido difundida ampliamente, ella considera que los tamaños del efecto reportados son muy pequeños, casi "triviales", lo que implica que las razones detrás del tratamiento diferencial de los padres hacia sus hijos son probablemente más complejas de lo que se ha explorado.
Strohschein subraya que el favoritismo puede tener efectos tóxicos en la dinámica familiar, haciendo que tanto los niños favorecidos como los que no lo son experimenten problemas de salud mental.
La creencia de que algunos niños son preferidos sobre otros no sólo es común sino que también puede generar sentimientos de competencia e injusticia entre los hermanos.
Historias previas han demostrado que el favoritismo parental es una realidad en muchas familias, abarcando hasta un 65% de los hogares en EE. UU., México y China. La literatura científica ha documentado que este trato diferencial se relaciona con el bienestar psicosocial de los niños, sugiriendo que los que perciben mayor favoritismo pueden experimentar problemas de salud mental.
En un contexto más amplio, muchos estudios han abordado cómo el orden de nacimiento y las características de género influyen en el favoritismo. Dentro de esta intrigante discusión, destaca el hecho de que los estudios previos han sugerido que los padres suelen dar preferencia al hijo menor y que las madres tienden a inclinarse más por sus hijas.
Asimismo, otros investigadores plantean que los padres tienden a conectar más fácilmente con un hijo en particular en función de intereses compartidos.
Los hallazgos del estudio actual añaden otra capa a esta compleja narrativa. La investigación canadiense, que incluyó un análisis de más de 700,000 participantes, encontró que los hijos de en medio son a menudo los más cooperativos, lo que contrasta con la noción de que el lugar en el que uno nace determina su personalidad.
A esto se suma el debate sobre si los cambios en la estructura familiar moderna están afectando la experiencia infantil, un asunto que sigue siendo relevante y que merece una reflexión seria.
La crianza de los hijos, por su naturaleza dinámica, varía con el tiempo y con las experiencias de los padres, lo que hace que este tema siga siendo objeto de estudio e interés.