Científicos implementan un innovador sistema de alerta temprana en British Columbia para prevenir deslizamientos de tierra debido al cambio climático.

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Científicos en British Columbia están llevando a cabo un proyecto innovador que utiliza micrófonos ultrasensibles y cubos de agua de lluvia conectados a un software de análisis para detectar deslizamientos de tierra antes de que ocurran.

Este avance se presenta como una estrategia vital ya que el cambio climático ha intensificado la frecuencia e imprevisibilidad de los desastres naturales.

Uno de los eventos más significativos que motivó esta iniciativa fue el deslizamiento de tierra más grande en la historia de Canadá, que tuvo lugar en Mount Meager el 6 de agosto de 2010. Aquel día, una enorme porción de la montaña se desprendió y cayó en el valle, ocasionando daños materiales, pero notablemente, no se reportaron muertes debido a la lejanía de la zona.

El profesor Glyn Williams-Jones, co-director del Centro de Investigación de Peligros Naturales y figura clave en el desarrollo de este nuevo sistema, enfatiza la importancia de proporcionar a la comunidad avisos anticipados.

Con el uso de nuevos sensores sísmicos y micrófonos capaces de captar sonidos de baja frecuencia, se espera poder ofrecer hasta 30 minutos de advertencia antes de un deslizamiento, lo que, aunque parezca poco, podría ser crucial para que la población tenga tiempo de reaccionar.

La meta es instalar estos sistemas en Pemberton, cerca de Mount Meager, donde el riesgo de deslizamientos es un temor constante debido a los cambios climáticos recientes que han dado lugar a patrones climáticos volátiles.

La región, apreciada por turistas y senderistas, también alberga instalaciones hidroeléctricas, lo que aumenta la urgencia de un sistema de alerta efectivo.


Además, a nivel global, el cambio climático ha incrementado las tormentas y los ríos atmosféricos en Canadá occidental, complicando aún más las condiciones.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), solo la mitad de los países del mundo cuenta con sistemas de alerta adecuados, lo que hace que la implementación de estos sistemas sea un desafío crucial y complejo a nivel internacional.

Un ejemplo de eficacia en el monitoreo de deslizamientos es el programa en Sitka, Alaska, donde cubos de agua de lluvia equipados con sensores han permitido a los residentes evaluar el riesgo de deslizamiento en función de la cantidad de lluvia caída.

Este enfoque ha sido resultado de la investigación local, que se intensificó después de que lluvias intensas provocaran más de 40 deslizamientos en 2015, causando la muerte de tres personas.

La colaboración comunitaria ha sido fundamental en ambos proyectos.

En Sitka, los investigadores comenzaron a entender que no podían simplemente aplicar un sistema existente sin tener en cuenta la realidad del lugar y las necesidades de los residentes.

Por su parte, el proyecto en Pemberton cuenta con la colaboración del pueblo Lil'wat, lo que ha fortalecido la confianza y la comunicación entre científicos y población.

"Si la comunidad se siente realmente involucrada en el proceso, en caso de que ocurra un evento peligroso, los miembros estarán informados sobre la situación", declaró Williams-Jones.

Este enfoque demuestra que la tecnología y la ciencia pueden unirse para crear soluciones efectivas ante los desafiantes retos que el cambio climático plantea en la actualidad.