En el tranquilo barrio de Blackfriars en Londres, Ontario, una mujer ha revivido un jardín con cultivos tradicionales de la era de la Gran Depresión. Con el objetivo de educar sobre la autosuficiencia alimentaria y explorar soluciones ante la inseguridad alimentaria, su huerto incluye plantas resistentes y poco comunes, muchas de ellas con propiedades de conservación prolongada. Este proyecto busca inspirar a la comunidad a volver a plantas antiguas que podrían ser clave en tiempos difíciles.

Allí, Anne Marie Allen, una jubilada y ex ministra, ha creado lo que denomina su 'Jardín de la Época de la Gran Depresión', con la intención de rescatar cultivos que fueron esenciales durante tiempos de gran adversidad y que podrían ofrecer soluciones ante los desafíos actuales de inseguridad alimentaria.
Este proyecto surge del interés de Allen por aprender y enseñar sobre la historia agrícola de Canadá. Durante la Primera Guerra Mundial y la posterior Gran Depresión, muchas familias dependían de #cultivos tradicionales que podían almacenarse durante meses sin necesidad de tecnología moderna, una estrategia de supervivencia que hoy puede parecer olvidada.
El jardín, ubicado en el centro de la comunidad, presenta plantas como la lechuga de hoja dura Good-King-Henry, que puede recolectarse durante todo el invierno, y la col danesa Ballhead, capaz de conservarse en frío por hasta ocho meses, extendiendo la disponibilidad de verduras frescas en épocas de escasez.
Además, se cultivan raíces perennes como el earth chestnut y el skirret, una planta que tiene un sabor dulce y una textura similar a un marshmallow, con una polpa que recuerda al boniato y que fue muy popular en décadas pasadas pero que hoy en día es casi desconocida en producción a gran escala.
Allen confiesa que su interés principal no reside en el sabor, sino en la capacidad de almacenamiento y la durabilidad, cualidades imprescindibles en tiempos de crisis.
Para ello, ha invertido en semillas provenientes de Small Island Seed Co., un pequeño negocio en la Isla de Vancouver que se especializa en semillas raras y resistentes al frío.
La historia de estos cultivos remonta a épocas en las que Canadá enfrentó crisis alimentarias severas, muchas de las cuales fueron provocadas por guerras y recesiones económicas.
Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, gran parte de la producción agrícola se destinaba al esfuerzo bélico, dejando a muchas familias con escasez de alimentos básicos.
La experiencia llevó a los agricultores de entonces a diversificar sus cultivos y a conservar semillas para futuras épocas difíciles.
Hoy, con el aumento de la conciencia sobre la sostenibilidad y la resiliencia, estos antiguos cultivos están regresando con fuerza, gracias también a la accesibilidad en línea a semillas y conocimientos.
Según Richard Kuehnel, propietario de Small Island Seed Co., plantas como el skirret no solo son fáciles de cultivar, sino que también son menos competitivas en los sistemas agrícolas modernos, que favorecen cultivos más rentables y de rápida cosecha.
Kuehnel explica que el auge de interés por los cultivos tradicionales refleja una tendencia de revaloración de las prácticas agrícolas ancestrales
Kuehnel explica que el auge de interés por los cultivos tradicionales refleja una tendencia de revaloración de las prácticas agrícolas ancestrales, que pueden ofrecer soluciones sostenibles frente a los retos actuales.