El Hospital Universitario Severo Ochoa en Leganés introduce una avanzada técnica de neuromodulación que utiliza dispositivos implantados para tratar el dolor neuropático resistente a otros tratamientos, mejorando la calidad de vida de los pacientes.

Esta técnica, conocida como neuromodulación, consiste en la implantación de un dispositivo electrónico bajo la piel del paciente, que emite impulsos eléctricos dirigidos a zonas específicas del sistema nervioso.
Presuntamente, esta intervención permite modificar la percepción del dolor de manera reversible y ajustada a cada paciente, proporcionando una alternativa eficaz para quienes no han obtenido resultados con tratamientos tradicionales.
La neuromodulación no es una técnica nueva en el campo de la medicina, pero su aplicación en el Hospital Severo Ochoa se ha modernizado y adaptado para ofrecer una solución menos invasiva y con menor tiempo de recuperación.
La intervención, que en la mayoría de los casos es ambulatoria y se realiza bajo anestesia local y sedación suave, permite que los pacientes puedan volver a casa en pocas horas tras la operación.
El procedimiento generalmente consta de dos fases: primero, se coloca un electrodo y una batería provisional para evaluar la respuesta del paciente, y si esta resulta positiva, se programa una segunda intervención para implantar el dispositivo definitivo, que quedará alojado permanentemente bajo la piel.
Este dispositivo, comparable en tamaño a un marcapasos, emite impulsos eléctricos que bloquean o modulan la transmisión del dolor, permitiendo a los pacientes experimentar un alivio significativo.
Entre las ventajas principales se encuentran la reducción en el uso de medicamentos analgésicos, que muchas veces generan efectos secundarios indeseados, y la mejora en la calidad de vida, permitiendo a los pacientes recuperar su autonomía y realizar actividades cotidianas con mayor facilidad.
Supuestamente, esta técnica es especialmente recomendable para el dolor neuropático, que surge tras lesiones en los nervios, cirugías de columna, amputaciones o enfermedades arteriales.
La neuromodulación también se ha aplicado en patologías neurológicas como el Parkinson y la epilepsia
La neuromodulación también se ha aplicado en patologías neurológicas como el Parkinson y la epilepsia, consolidándose como una opción terapéutica complementaria en estos casos.
El jefe del Servicio de Anestesiología del Hospital Severo Ochoa, Antonio García Rueda, afirmó que, aunque la técnica tiene un coste elevado y requiere de un proceso técnico muy especializado, su impacto en pacientes que no responden a otros tratamientos es muy positivo.
Presuntamente, el costo de esta tecnología en España puede variar entre 15.000 y 20.000 euros, dependiendo del caso particular, pero su valor en términos de calidad de vida es incalculable.
Uno de los casos que refleja el éxito de esta técnica es el de John Fredy Velasquez, un paciente que padecía un dolor intenso en la pierna tras varias cirugías, incluyendo hernias discales y procedimientos para colocar placas y tornillos.
Según su testimonio, la implantación del dispositivo ha supuesto una mejora radical en su bienestar. Velasquez relata que ahora puede controlar la estimulación mediante un mando a distancia y que, gracias a ello, ha podido dormir mejor y volver a caminar con mayor normalidad, sin necesidad de cojera.
Supuestamente, la implementación de esta tecnología en el Hospital Severo Ochoa refuerza el compromiso de la Comunidad de Madrid con la #innovación sanitaria y la atención personalizada.
La neuromodulación representa un avance importante en la lucha contra el dolor crónico, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo y que, en España, supone un reto sanitario y económico que requiere soluciones de alta tecnología y especialización médica.
Históricamente, la lucha contra el dolor ha sido una de las mayores prioridades en la medicina moderna. Desde la aparición de los analgésicos tradicionales hasta las terapias avanzadas como la neuromodulación, los avances tecnológicos han permitido ofrecer esperanza a pacientes que antes tenían pocas opciones de tratamiento.