Cinco personas mayores de 65 años de Madrid se embarcan en una aventura en el Ártico, enfrentándose a desafíos extremos para demostrar que la edad no es un obstáculo para una vida activa y saludable.

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En un acto previo a su partida, Dávila se reunió con estos valientes participantes, a quienes entregó una bandera de la región madrileña que portarán durante toda la expedición.

Este proyecto, dirigido a personas entre 65 y 80 años, busca promover un estilo de vida activo, saludable y lleno de desafíos, demostrando que la edad no debe ser un impedimento para explorar nuevas fronteras ni para mantenerse en forma física y mental.

Los participantes, que incluyen a dos madrileños, tendrán que afrontar varias jornadas con pruebas de trekking, kayak y vela en condiciones extremas, enfrentándose a temperaturas que pueden bajar de los -20 grados Celsius.

La elección de estos retos responde a la creciente tendencia en la sociedad española y mundial de fomentar un envejecimiento activo, que contribuye no solo a una mejor calidad de vida, sino también a reducir la dependencia y mejorar la salud mental.

El Desafío SantaLucía Seniors ha recibido en esta edición un total de 220 candidaturas, de las cuales solo cinco fueron seleccionadas por su motivación, condición física y espíritu aventurero.

Este tipo de iniciativas están en línea con los esfuerzos del Gobierno autonómico de #Madrid por impulsar programas que promuevan la autonomía y el bienestar de las personas mayores

Este tipo de iniciativas están en línea con los esfuerzos del Gobierno autonómico de Madrid por impulsar programas que promuevan la autonomía y el bienestar de las personas mayores.

Entre las acciones destacadas se encuentran las Rutas Culturales, programas de voluntariado y el Plan de Envejecimiento Activo, que busca ofrecer a los mayores oportunidades para mantenerse activos, socializar y desarrollar nuevas habilidades.

Históricamente, la esperanza de vida en España ha aumentado significativamente en las últimas décadas, situándose en torno a los 83 años en promedio.

Esto ha llevado a una mayor atención a la calidad de vida en la vejez, promoviendo actividades que desafían los estereotipos y fomentan la participación activa en la sociedad.

La participación en expediciones como esta no solo aporta beneficios físicos sino también psicológicos, ayudando a combatir el aislamiento y promoviendo una visión positiva del envejecimiento.

El coste de participar en estos programas, que en su momento era simbólico, ha sido cubierto en parte por fondos públicos y patrocinadores privados.