El Dr. Raymond Perrin propone una novedosa teoría sobre el Síndrome de Fatiga Crónica, sugiriendo un papel clave del sistema linfático en su origen y tratamiento.
En 1989, un paciente con encefalomielitis miálgica (EM) acudió a la consulta del Dr.
Raymond Perrin en Londres.
El hombre presentaba problemas posturales, pero al recibir tratamiento osteopático, algo inusual ocurrió: su estado de EM mejoró. Este acontecimiento daría origen a una innovadora teoría sobre el tratamiento de la encefalomielitis miálgica, también conocida como síndrome de fatiga crónica (SFC), que lo llevaría a una confrontación con los estándares establecidos de la medicina.
El Dr.
Perrin, reconocido osteópata y neurocientífico, postuló que el síndrome de fatiga crónica era consecuencia de un sistema linfático comprometido.
Afirmaba que los conductos linfáticos, regulados por el sistema nervioso autónomo, estaban drenando en sentido contrario, lo que provocaba que las toxinas se reintrodujeran en el cerebro.
Esta teoría, sin embargo, contaba con un gran obstáculo: en aquella época no existía evidencia de que existiera un sistema linfático en el cerebro, ni mucho menos de que este drenara de forma incorrecta.
Se creía que la barrera hematoencefálica bloqueaba la entrada de moléculas grandes al cerebro, por lo que la hipótesis del Dr.
Perrin se oponía a las nociones científicas aceptadas.
A pesar de la falta de apoyo, en 2005, Perrin publicó su teoría en su tesis doctoral y continuó tratando a sus pacientes con técnicas manuales, desarrollando así la 'Técnica Perrin'. Su hipótesis era que este enfoque ayudaba a eliminar toxinas de mayor tamaño hacia el principal punto de drenaje hacia el torrente sanguíneo, ubicado debajo de las clavículas.
A lo largo de los años, aunque la medicina convencional continuó siendo escéptica, muchos pacientes con EM/SFC comenzaron a reportar mejorías tras someterse a este tratamiento.
En 2010, en una encuesta realizada por la Asociación de EM, la 'Técnica Perrin' fue votada como la tercera mejor opción entre los 25 tratamientos preferidos por los pacientes, donde el primer lugar lo ocupaba el reconocimiento de límites entre actividad y descanso, seguido por el descanso y la relajación.
Las técnicas de masaje para el drenaje linfático ayudan a eliminar toxinas del cuerpo.
En 2012, un estudio revolucionario realizado por la Universidad de Rochester en Estados Unidos demostró, utilizando un nuevo tipo de escáner cerebral, que efectivamente el cerebro drena en el sistema linfático.
Posteriormente, en 2015, un grupo de investigadores de la Universidad de Virginia descubrió la presencia de vasos linfáticos en el cerebro de ratones.
Este avance ha permitido que la teoría del Dr.
Perrin comience a ganar mayor consideración, abriendo la puerta a una nueva perspectiva sobre el tratamiento de este debilitante trastorno que afecta a muchas personas en todo el mundo.
A medida que más estudios se realicen, será esencial evaluar el impacto de estas nuevas teorías en las prácticas médicas actuales y, en última instancia, en la vida de quienes sufren de EM y otras condiciones relacionadas.