El presidente de EE. UU., Joe Biden, concede un indulto a su hijo Hunter, cubriendo delitos pasados y futuros durante un amplio periodo.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha emitido un indulto a su hijo Hunter Biden que destaca no solo por ser el primer caso en la historia en el que un presidente indulta a un familiar tan cercano, sino también por el amplio espectro de delitos que abarca.

La decisión se hizo pública el pasado lunes y ha generado un intenso debate entre expertos en indultos presidenciales.

Este indulto no se limita a las condenas previas de Hunter por delitos fiscales y de posesión de armas.

Más bien, Biden lo ha perdonado por cualquier "delito contra los Estados Unidos que haya cometido o pueda haber cometido o en el que haya participado" desde el 1 de enero de 2014 hasta el 1 de diciembre de 2024. Es decir, cualquier posible delito federal que Hunter haya podido cometer en este largo período no podrá ser procesado, lo que incluye su nombramiento en 2014 como miembro de la junta directiva de la empresa energética ucraniana Burisma, hasta momentos recientes.

Este indulto abarca prácticamente once años en los que Hunter Biden ha sido objeto de escrutinio, especialmente por su associo a Burisma.

Sin embargo, hasta la fecha, Hunter no ha enfrentado cargos relacionados con sus actividades en esta compañía.

A pesar de los intentos de los republicanos en el Congreso por investigar las implicaciones legales de su relación con Burisma, no se ha encontrado evidencia sustancial que justifique acusaciones penales.

Rara vez se conceden indultos de tal magnitud, y expertos opinan que el alcance del indulto otorgado por Biden carece de precedentes.

Según Sam Morison, quien trabajó durante más de una década en la Oficina del Abogado del Perdón del Departamento de Justicia, este perdón es a la vez histórico y excepcional, ya que aunque el indulto de Gerald Ford a Richard Nixon tras la renuncia de este por el escándalo Watergate también fue extenso, no abarcaba el mismo rango temporal ni profundidad de actividades.

Es interesante notar que la historia de los indultos presidenciales en Estados Unidos está repleta de controversias.

En 1974, Gerald Ford decidió perdonar a Nixon por cualquier delito que pudiera haber cometido durante su mandato, un acto que desató oleadas de protestas y debates sobre la justicia y la transparencia gubernamental.

En ese momento, muchos críticos argumentaron que el indulto era una manera de encubrir posibles crímenes y que representaba un abuso de poder por parte del presidente.

Con el indulto de Hunter Biden, algunos observadores sugieren que podría establecer un nuevo precedente en la política estadounidense, donde los hijos de altos funcionarios gubernamentales podrían quedar exentos de responsabilidad legal.

Sin embargo, actualmente no existen cargos en su contra más allá de los por los que ya ha sido condenado, y el perdón parece una medida para protegerlo de futuras repercusiones legales.

En resumen, el indulto de Joe Biden a su hijo crea nuevos interrogantes sobre el uso de los indultos en la política moderna.

Este caso podría no solo influir en la vida de Hunter Biden, sino también en el contexto de cómo los accionares de los familiares de los funcionarios públicos son percibidos legal y éticamente en el futuro.