La carrera electoral en Nevada se vuelve más reñida con Trump liderando y el Partido Republicano buscando conquistar comunidades históricamente desatendidas.

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En las elecciones de 2024, Nevada se perfila como uno de los estados clave para el resultado final, y la competencia se ha intensificado.

Jesse Law, quien ha estado involucrado en el Partido Republicano en Nevada durante 17 años, destaca que la situación ha cambiado significativamente desde sus primeros días en la política.

Law señala que antes, el partido no prestaba atención a ciertos sectores de la población, así como a comunidades como Chinatown o el histórico barrio negro de Westside.

También se ha ignorado la voz de los trabajadores sindicalizados de los casinos y hoteles de Las Vegas, un grupo significativo en la economía del estado.

En este contexto, la reciente noticia de que Donald Trump lidera sobre Biden en Nevada por una escasa ventaja de 44,000 votos ha captado la atención de analistas políticos, quienes consideran que esta podría ser una de las contiendas más reñidas en dos décadas.

La situación es compleja; mientras que Barack Obama ganó de manera convincente el estado en 2008 y 2012, las victorias democráticas han tenido márgenes cada vez más estrechos.

Hillary Clinton, por ejemplo, ganó Nevada en 2016 con solo el 2.42% de ventaja, y Joe Biden lo hizo en 2020 con un margen aún más reducido de 2.39%.

La crisis económica generada por la pandemia de COVID-19, que afectó drásticamente al sector turístico, se ha convertido en un punto clave que aprovecha la campaña de Trump.

La industria del turismo es esencial para la economía de Nevada, y el anuncio de Trump en junio, en medio de una ola de calor en Las Vegas, sobre su política de 'no impuestos sobre las propinas' parece haber tocado una fibra sensible.

Hay una gran proporción de trabajadores que dependen de las propinas, como el 25% de los nevadenses empleados en el sector de la hospitalidad, donde el salario mínimo es de aproximadamente 11,47 euros (12 dólares).


Jon Ralston, un reportero político con experiencia en Nevada, menciona que alguien en el equipo de Trump se dio cuenta de que para ganar Nevada, era crucial atraer al Sindicato Culinario, que tiene entre 50,000 y 60,000 miembros.

Este sindicato no solo es el más grande del estado, sino que también representa una fuerza importante de votación demócrata.

Así, incluso si los líderes del sindicato deciden apoyar a otros candidatos, la posibilidad de conseguir el respaldo de su base podría ser determinante para la campaña de Trump.

Al momento del anuncio de la política, el Sindicato Culinario expresó su desaprobación a través de redes sociales, pero rápidamente se retractó y apoyó la iniciativa.

Harris, quien es la candidata demócrata, también manifestó su intención de respaldar dicha política.

Este giro en la narrativa pone de relieve la importancia de las decisiones estratégicas en la política actual, especialmente en un estado donde las dinámicas pueden cambiar rápidamente.

De cara a las elecciones, Nevada no solo se convierte en un campo de batalla electoral, sino también en un microcosmos de los desafíos y oportunidades que enfrentan los partidos políticos en una era de polarización.

Con las elecciones destacando temas económicos y sociales que resuenan profundamente en la población, la atención se centrará en cómo ambos partidos cubrirán estas disparidades y se acercarán a los votantes que sienten que sus necesidades han sido pasadas por alto en el pasado.