Estados Unidos y China anuncian una disminución significativa en sus aranceles y establecen un mecanismo de diálogo permanente para frenar la escalada de la guerra comercial iniciada en 2018.

En un movimiento que marca un paso importante hacia la relajación de las tensiones económicas entre las dos mayores economías del mundo, Estados Unidos y China han acordado reducir sustancialmente los aranceles que se impusieron en el marco de su prolongada guerra comercial.
Durante las negociaciones celebradas en Ginebra el fin de semana, ambas naciones anunciaron que Estados Unidos disminuirá sus aranceles del 145 % al 30 % en productos chinos, mientras que China reducirá los suyos del 125 % al 10 % en bienes estadounidenses.
Estos cambios entrarán en vigor durante los próximos 90 días, en un esfuerzo conjunto por detener la escalada de enfrentamientos tarifarios que se inició en 2018.
Este acuerdo representa una de las medidas más concretas desde que la tensión comercial alcanzara niveles sin precedentes en los últimos años. La guerra comercial, que comenzó en abril de 2018 bajo la administración del expresidente Donald Trump, se caracterizó por la imposición de aranceles recíprocos que afectaron millones de productos y generaron incertidumbre en los mercados globales.
La escalada llevó a que los gravámenes alcanzaran picos históricos, con Estados Unidos imponiendo un 125 % en productos chinos y China respondiendo con un 145 % en bienes estadounidenses.
El pacto también contempla la creación de un mecanismo de consulta permanente, una iniciativa que busca facilitar el diálogo y reducir las tensiones de manera más efectiva.
Este mecanismo será liderado por el viceprimer ministro chino, He Lifeng, y por altos funcionarios estadounidenses, como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante comercial, Jamieson Greer.
El fiscal especial de EE. UU. pide restricciones a las declaraciones de Donald Trump
El fiscal especial de Estados Unidos, Jack Smith, está pidiendo a un juez que imponga restricciones a las declaraciones del expresidente Donald Trump en relación a un caso judicial en Washington D.C. sobre su intento de anular su derrota en las elecciones de 2020.La reunión para este mecanismo de diálogo podría realizarse en China, en Estados Unidos o en un país tercero, dependiendo de las circunstancias.
El acuerdo fue recibido con optimismo por parte de los mercados internacionales, que ven en estos pasos una oportunidad para estabilizar las relaciones comerciales entre ambos países.
Además, en las negociaciones, el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, destacó que por primera vez se abordó de manera directa la crisis del consumo de fentanilo en Estados Unidos, un problema que se ha agravado en los últimos años y que China reconoció como de gravedad.
Es importante recordar que esta guerra comercial no solo ha afectado los precios y las cadenas de suministro globales, sino que también ha tenido impactos políticos y sociales.
La tensión entre EE. UU. y China ha sido una de las principales fuentes de incertidumbre en la economía mundial, que ya enfrentaba desafíos como la inflación y las interrupciones en las cadenas de suministro causadas por la pandemia.
En el contexto histórico, la guerra arancelaria ha sido una estrategia para ambas partes en su lucha por obtener ventajas tecnológicas y comerciales.
Sin embargo, con este acuerdo, se abre una ventana de esperanza para una relación más estable y predecible, que podría beneficiar a empresas y consumidores a nivel global.
Aunque aún queda por ver si las medidas serán implementadas de manera efectiva, este paso representa un cambio significativo en las políticas económicas de ambas naciones y señala una posible vía para reducir las tensiones en un escenario internacional cada vez más complejo.