Las autoridades vascas han identificado genéticamente los restos de Jacinto Polo Ríos, combatiente del bando republicano, fallecido en 1936, en un proceso que busca dignificar a las víctimas de la Guerra Civil y ampliar el conocimiento sobre los hechos históricos ocurridos en Euskadi.

Los restos de Polo Ríos, fallecido el 4 de diciembre de ese año en Amorebieta-Etxano, fueron recuperados en el cementerio de esa localidad como parte de un ambicioso programa destinado a localizar y dignificar a las víctimas del conflicto.
Este programa de búsqueda y exhumación ha recuperado al menos 149 restos en dicho cementerio, ofreciéndose una visión más amplia de la extensión del conflicto en el norte de España y permitiendo conectar a las familias con sus seres queridos desaparecidos en aquellos años turbulentos.
La identificación de Polo Ríos ha sido posible gracias a un proceso que combina documentación histórica, análisis osteológico y pruebas genéticas, en colaboración con instituciones como Euskal Prospekzio Taldea, la Sociedad de Ciencias Aranzadi y el laboratorio Biomics de la Universidad del País Vasco (EHU).
La placa de identificación con el número 23086 fue crucial para relacionar estos restos con la vida de Polo Ríos, skills que se confirmó mediante análisis de ADN realizados en el laboratorio, en coordinación con Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos del Gobierno Vasco.
La familia del joven combatiente fue contactada y su muestra de ADN fue comparada con las muestras de los restos para completar el proceso de identificación, que fue certificado posteriormente.
El proceso de identificación de Jacinto Polo Ríos forma parte de un esfuerzo mayor que busca esclarecer sucesos desconocidos y ofrecer justicia y reparación a las familias de las víctimas.
Desde el comienzo de estas investigaciones, se ha hecho un llamado a los familiares de aquellos que fallecieron en el transcurso de la guerra, especialmente entre diciembre de 1936 y mayo de 1937, para que participen entregando muestras de ADN y facilitar nuevas identificaciones.
Hasta ahora, cinco combatientes han sido identificados en este cementerio, entre ellos también Adolfo Cengotitabengoa Izurza y Jaime Ignacio Nieva, ambos de Bizkaia, quienes murieron en 1937 en el frente de Barazar; y Enrique Contreras, de Linares, y Benigno Hierro, de Ortuella.
La diferencia con años anteriores radica en que, además de buscar a los desaparecidos en las batallas, ahora se confirma también la existencia de combatientes que fallecieron en hospitales tras ser heridos en combate, abriendo un renovado entendimiento de las circunstancias en las que ocurrieron sus muertes.
La Guerra Civil Española
Históricamente, la Guerra Civil Española, que ocurrió entre 1936 y 1939, dejó un saldo de miles de víctimas en toda la península, muchas de las cuales permanecieron en el anonimato desde entonces.
La recuperación y reconocimiento de estos restos representan un paso importante en la reparación moral y social, ayudando a cerrar heridas abiertas durante décadas.
Este esfuerzo no solo busca la identificación forense, sino también contribuir a una sociedad más consciente de su historia, promoviendo la memoria y el respeto por las víctimas.
La iniciativa cuenta con el apoyo de diferentes colectivos, instituciones académicas y asociaciones de memoria, que consideran fundamental este trabajo para evitar que estos hechos queden en el olvido.
Para continuar con estos esfuerzos y obtener nuevas identificaciones, Gogora mantiene el llamamiento a las familias de los combatientes y desaparecidos, invitándolas a colaborar entregando muestras para el Banco de ADN.