Euskadi avanza en la igualdad de género y la educación en el ocio a través de la transformación digital y la coeducación, frente a la creciente misoginia en el entorno digital.

En el País Vasco, la iniciativa 'Estrategia 2030' busca promover la educación en el ocio y fomentar la igualdad de género mediante una transformación digital.
Este proceso es parte del Pacto de País por la igualdad y por vidas libres de violencia hacia las mujeres, específicamente impulsado por Emakunde, en el marco de la iniciativa internacional de la ONU 'Generation Equality'.
Tanto la coeducación a temprana edad como la digitalización son elementos clave en esta estrategia, especialmente en un contexto global donde surgen movimientos que se oponen a la igualdad, particularmente dirigidos a la juventud en medios digitales.
Un fenómeno alarmante es el crecimiento de la 'manosfera', un conjunto de espacios virtuales en los que se difunden ideas antifeministas y se minimiza la violencia machista.
La profesora Elisa García Mingo, reconocida experta en violencia digital de la Universidad Complutense de Madrid, ha documentado este fenómeno en su estudio titulado 'Jóvenes en la manosfera', el cual fue presentado durante un curso de verano organizado por Emakunde en la UPV-EHU.
Según García Mingo, en los últimos cinco años, ha habido un aumento significativo en la actividad de la manosfera, que ahora atrae a más jóvenes y adultos, con un espectro que abarca diversas clases sociales.
La especialista señala que la misoginia, al ser parte de nuestra cultura, se ha adaptado a la vida digital, un reflejo de cómo la cultura de la violación y el patriarcado evolucionan con el tiempo.
'Hay un espacio para esta retórica en el entorno digital porque la vida se ha digitalizado', argumenta. Este entorno no solo alberga discursos violentos, sino también otros problemas sociales como trastornos alimentarios o el suicidio, que ahora también se manejan de manera digital.
En términos de la composición del público en la manosfera, García Mingo informa que menos del 10% de los participantes son mujeres, siendo mayormente hombres jóvenes y adultos que se agrupan para compartir una frustración común, alimentada por una nostalgia de tiempos en que el patriarcado era más evidente.
Frente a este panorama, la profesora destaca la necesidad de involucrar a hombres como aliados en la lucha contra la violencia de género. Esto implica promover una empatía que les permita reconocer y actuar contra la violencia que afecta a las mujeres. 'Es crucial crear un frente común donde los hombres no sean cómplices de la impunidad', asegura.
Además, advierte sobre el alcance del discurso negacionista, que ha encontrado eco incluso más allá de los partidos de extrema derecha. Al contar con una estructura digital permanente, la manosfera puede difundir su mensaje en múltiples formatos, desde videos de TikTok hasta memes, lo que facilita su circulación.
Esto se ha denominado 'polinización', un proceso en el que ideas simplificadas se envasan y se propagan.
Durante su interacción con jóvenes, García Mingo plantea una inquietud: la falta de preparación de esta generación para discernir entre discursos negacionistas.
Su investigación refleja que, a pesar de los esfuerzos por fomentar una alfabetización digital, los jóvenes no siempre critican de manera efectiva la información que consumen.
Por lo tanto, García Mingo propone estrategias que incluyen el diseño de campañas por parte de la generación Z, quienes podrían crear mensajes que resuenen con sus pares.
Esto plantea la importancia de involucrar a jóvenes en el proceso educativo hacia una crítica efectiva, así como la necesidad de abordajes que contrarresten el algoritmo que perpetúa visiones distorsionadas.
Finalmente, subraya que la responsabilidad no recae únicamente en la juventud; todos, incluidos los adultos, deben ser conscientes de los contenidos que circulan en el entorno digital, para prevenir que jóvenes caigan en redes de odio y violencia.