La delegación argentina brilló en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024, mostrando su pasión y alegría a pesar de la lluvia.

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En una emotiva ceremonia que marcó el inicio de los Juegos Olímpicos en París, la delegación argentina dio un espectáculo vibrante que resaltó su tradicional espíritu festivo.

A pesar de la lluvia que cayó sobre la ciudad, los atletas celestes y blancos no dejaron que el clima opacara su entusiasmo y celebraron con fervor la apertura de este magno evento deportivo.

La inauguración, que tuvo lugar el pasado viernes, fue testigo de un desfile lleno de color, donde los abanderados Luciano De Cecco y Rocío Sánchez Moccia lideraron a un grupo de deportistas que se unieron en una muestra de unidad y orgullo nacional.

Ataviados con la indumentaria especial diseñada para la ocasión —pantalones y chaquetas azules, camisas blancas y zapatillas a juego—, los atletas se agruparon en la Villa Olímpica antes de partir hacia el punto de partida de la ceremonia.

Uno de los momentos más destacados de la jornada fue cuando los argentinos, con sus típicas consignas y cánticos nostálgicos, comenzaron a entonar canciones que resonaban con el eco de su historia y pasión por el deporte.

El famoso canto 'Vamos, vamos, Argentina...' se apoderó del aire parisino, convirtiendo el desfile en una fiesta inolvidable.

La alegría era palpable, y el ambiente se llenó de energía, iluminado por sonrisas y bromas entre los deportistas.

No obstante, no todos los participantes decidieron unirse al desfile en barco; muchos, incluido el equipo de vóleibol, optaron por prepararse en la Villa para su primer encuentro contra Estados Unidos.

Facundo Conte, uno de los integrantes del equipo, compartió a través de las redes sociales sus planes de disfrutar la ceremonia desde la comodidad de su hogar, con un mate en mano.


La delegación de Argentina estuvo presente con representantes de múltiples deportes, desde hockey sobre césped hasta tenis de mesa y natación.

Figuras como las Leonas, Los Gladiadores y el equipo de yachting se aseguraron de que la presencia argentina fuera fuerte y unida.

En total, cerca de 30 atletas se sumaron al desfile, disfrutando del paseo por el río Sena mientras la ciudad iluminada pasaba ante sus ojos y el público los vitoreaba.

Entre risas y gestos de camaradería, se corearon cánticos que reflejaban el fervor de los argentinos, haciendo incluso que algunos de los voluntarios que los acompañaban se unieran al coro.

Sin embargo, esta celebración tuvo un carácter de recogimiento para muchos, quienes regresaron a la Villa Olímpica tras el desembarco en el Trocadero, evitando así empaparse con la torrencial lluvia que caía sobre París.

La razón principal detrás de esta decisión fue el inminente inicio de las competencias, que marcan el gran objetivo por el cual los atletas se han preparado durante los últimos cuatro años.

Al finalizar la ceremonia, era evidente que para los argentinos, la inauguración de los Juegos Olímpicos no solo fue un evento pomposo, sino una experiencia llena de significado, que dejó una huella imborrable en sus corazones mientras se preparan para dar lo mejor de sí en el escenario internacional.