Cada año casi 10.000 personas mueren en Cataluña a causa de enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco o la exposición al humo ambiental.

Imagen relacionada de el tabaquismo provoca muerte 10.000 personas cataluna

En la región de Cataluña, el tabaquismo se ha convertido en el principal factor de riesgo para la salud de sus habitantes.

Según las estadísticas, cada año fallecen aproximadamente 10.000 personas debido a enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades respiratorias causadas por el tabaco.

Para hacer frente a esta grave situación, se han implementado varias medidas para ayudar a los fumadores a dejar el hábito.

Se puede solicitar asistencia para dejar de fumar en la Red de Atención Primaria sin Humo y la Red Catalana de Hospitales sin Humo, presentes en la mayoría de los centros sanitarios de la región.

Además, muchas farmacias ofrecen servicios de apoyo, y está disponible el servicio telefónico 061 CatSalut Respon.

La Agencia de Salud Pública de Cataluña también brinda acceso gratuito a tratamientos farmacológicos para dejar de fumar a personas en situaciones especiales.

A partir de febrero de 2023, se ha incorporado un nuevo tratamiento farmacológico, la citisina, en la cartera de prestaciones farmacéuticas.


A pesar de que el consumo de cigarrillos electrónicos se mantiene relativamente bajo en la población general de Cataluña, preocupa el uso que hacen los adolescentes de estos dispositivos.

Los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias nocivas para la salud, y el experimentar con ellos aumenta el riesgo de probar el tabaco convencional.

Es por ello que desde hace años se han desarrollado campañas dirigidas a los jóvenes para concienciar sobre los peligros de los cigarrillos electrónicos.

En términos económicos, los costos asociados a las enfermedades relacionadas con el tabaco suponen un importante gasto para el sistema de salud catalán.

Se estima que cada año se destinan cerca de 200 millones de euros a tratar enfermedades causadas por el tabaquismo.

Por tanto, la lucha contra el tabaquismo no solo se enfoca en salvar vidas, sino también en reducir los costos sanitarios asociados a este hábito perjudicial para la salud pública.