Durante un mes, las icónicas esculturas del Ángel Custodio y San Valero en Zaragoza han sido sometidas a una cuidadosa limpieza para lucir mejor que nunca. La intervención, que incluyó tratamientos especializados, garantiza su conservación y embellecimiento para residentes y visitantes.

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La intervención, que culminó esta semana, ha permitido que estas obras de Pablo Serrano recuperen su esplendor original, reforzando su papel como símbolos históricos y culturales de la ciudad.

Estas esculturas, realizadas en bronce fundido y con un acabado de patinado sobre pedestales de granito, son piezas clave en el patrimonio artístico de Zaragoza.

La limpieza ha sido una acción necesaria, ya que la exposición constante a la polución, la acumulación de suciedad, la acción de las palomas y la oxidación habían afectado su apariencia y estado de conservación.

La intervención ha sido llevada a cabo por la empresa Antique S.L. Restauración de Arte, reconocida por su experiencia en proyectos similares en toda España.

El proceso de #restauración inició con un exhaustivo análisis de las esculturas, que incluyó estudios técnicos y pruebas de compatibilidad de productos.

A continuación, se aplicaron tratamientos específicos para eliminar la suciedad superficial, primero la procedente del agua de lluvia y luego la contaminación atmosférica, que había provocado la formación de capas de óxido y residuos en la superficie del bronce.

Especialmente en la parte inferior de las esculturas

Uno de los mayores desafíos fue retirar la corrosión sin dañar la integridad de las obras. Para ello, los restauradores realizaron lavados continuados y aplicaron inhibidores que impiden futuras alteraciones. Además, se efectuó una cuidadosa intervención cromática en las zonas más afectadas, especialmente en la parte inferior de las esculturas, para devolverles su apariencia original.

Finalmente, se aplicó un capa protectora contra la polución y la corrosión, que ayuda a prolongar la vida útil de las piezas.

El cuidado y #conservación de estas esculturas no solo tiene un valor estético, sino que también simboliza la historia y los valores de Zaragoza. La estatua de San Valero, cuya celebración cumple 60 años el próximo 23 de junio, ha sido uno de los hitos de la intervención. La escultura del Ángel Custodio, por su parte, guarda una estrecha relación con la historia de la ciudad, ya que en tiempos pasados fue una figura que vigilaba las entradas principales, especialmente la puerta frente al Puente de Piedra.

Originalmente, ambas esculturas estaban destinadas a ser de piedra, pero finalmente se optó por el bronce, un material más duradero y apto para resistir las inclemencias del tiempo.

La figura del Ángel Custodio, con su cuerpo anguloso y rostro dulce, simboliza la protección y vigilancia de Zaragoza, sujetando la ciudad en sus manos.

La de San Valero, patrón de la ciudad, presenta un cuerpo de aspecto rocoso y un rostro expresivo, con un báculo en sus manos que recuerda a obras emblemáticas del escultor Pablo Gargallo.

Esta restauración se enmarca en los esfuerzos continuos del Ayuntamiento de #Zaragoza por mantener y potenciar su patrimonio cultural y artístico. La limpieza y conservación de estas esculturas, además de embellecer la plaza, garantizan que futuras generaciones puedan seguir disfrutando de estas obras que forman parte de la historia y la identidad de la ciudad.

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