La eficiencia en el consumo de gasolina no solo ayuda a ahorrar dinero, sino que también contribuye a la protección del medio ambiente. En este artículo, ofrecemos recomendaciones para mantener una conducción eficiente, ya sea en ciudad o en ruta, ajustando la velocidad y adoptando buenos hábitos para gastar menos combustible.

La constante alza en los precios de los combustibles ha llevado a muchos conductores a buscar maneras de reducir su consumo de gasolina, sin dejar de usar su vehículo en el día a día.

La velocidad a la que se conduce es uno de los factores más determinantes para lograr una mayor eficiencia y gastar menos en combustible. Mantener una velocidad constante, tanto en ciudad como en la carretera, puede marcar una diferencia significativa en el gasto.

Expertos en eficiencia automotriz señalan que en los entornos urbanos lo ideal es circular a velocidades entre 40 y 60 kilómetros por hora. Este rango permite optimizar el funcionamiento del motor sin forzarlo, evitando aceleraciones y frenadas bruscas que aumentan el consumo. Circular muy por debajo de esa franja, con marchas bajas y aceleraciones frecuentes, también incrementa la cantidad de gasolina utilizada. Por otra parte, superar los 60 km/h en ciudad puede llevar a un aumento en el consumo y a una mayor carga para el motor.

En las rutas, las recomendaciones apuntan a mantener una velocidad estable entre 90 y 110 kilómetros por hora. Circular a velocidades superiores, como 120 o 130 km/h, puede elevar el gasto de combustible en un 20 a 30 % en comparación con los valores óptimos.

Esto sucede porque a mayor velocidad, el vehículo requiere más energía para mantenerse y vencer la resistencia del aire, lo que incrementa el consumo.

El uso correcto de las marchas también impacta en la economía del combustible. Cambiar en el momento oportuno y evitar revolucionar el motor en exceso ayuda a que el tanque rinda más. Además, la forma de conducir debe ser suave, evitando acelerones y frenadas abruptas.

Pero además del control de la velocidad, existen otros hábitos que ayudan a reducir el gasto de gasolina. Uno de los más importantes es prever las maniobras y mantener una conducción anticipada. Esto evita frenazos repentinos, que son responsables de un aumento en el consumo. También, revisar y mantener correctamente inflados los neumáticos puede reducir hasta en un 10 % el uso de gasolina, ya que la resistencia a la rodadura disminuye.

El mantenimiento del vehículo es clave para una conducción eficiente. Un motor con bujías desgastadas, filtros sucios o aceite en malas condiciones trabaja con mayor esfuerzo, haciendo que el consumo se eleve. Además, es recomendable limitar el uso del aire acondicionado en ciudad, ya que este sistema puede incrementar el gasto entre un 5 y un 20 %, dependiendo de la temperatura y la potencia utilizada.

Reducir el peso innecesario en el coche también ayuda a consumir menos gasolina. Objetos acumulados en el maletero, portaequipajes o accesorios que no se utilizan aumentan la resistencia aerodinámica y, en consecuencia, el gasto de combustible.

Por ello, eliminar elementos superfluos puede marcar una diferencia significativa.

En definitiva, adoptar una conducción calmada, mantener hábitos de mantenimiento adecuados y ajustar la velocidad son las principales estrategias para gastar menos nafta.

En un contexto donde el precio de los combustibles en países europeos como España, donde el litro de gasolina puede costar aproximadamente 1.50 euros, es fundamental implementar estas recomendaciones para cuidar el bolsillo y contribuir a un entorno más limpio.