Tras una intensa búsqueda de tres días, se localizó sin vida a Pablo Ovando en Argentina, después de que su hijo de tres años fuera hallado muerto cerca de la embarcación en la que salieron a pescar.
Después de una búsqueda exhaustiva que duró tres días, en la madrugada del sábado 19 de abril se logró localizar el cuerpo sin vida de Pablo Ovando, un guía de pesca de 44 años, en Argentina.
Ovando había salido a pescar el pasado martes 15 junto a su hijo pequeño, Agustín, de apenas tres años, y desde entonces su familia y autoridades mantenían la esperanza de encontrarlos con vida.
Sin embargo, la esperanza se desvaneció tras conocerse el hallazgo del cuerpo del adulto.
La historia de Ovando y su hijo conmovió a la comunidad local, que se solidarizó en la búsqueda. La embarcación en la que partieron, una lancha llamada Wally, fue localizada anclada cerca del riachuelo San Jerónimo, con la llave aún en el contacto, lo que indicaba que la embarcación había sido dejada allí intencionadamente.
Además, se encontró el teléfono móvil de Ovando dentro de su camioneta, estacionada en la zona, lo que reforzó la hipótesis de que algo ocurrió durante la travesía.
La tragedia se agravó cuando, el viernes, por la tarde, se halló el cuerpo sin vida del pequeño Agustín, aproximadamente a tres kilómetros del lugar donde fue encontrada la lancha.
La búsqueda del menor fue una de las prioridades del operativo, y su localización fue un alivio y también un golpe duro para quienes seguían el caso.
La aparición del niño ocurrió cerca del mismo punto en el que se encontró la embarcación, lo que ayudó a esclarecer parte de la secuencia de los hechos.
Luego del hallazgo del niño, las autoridades redoblaron esfuerzos para encontrar al padre, y fue una embarcación privada la que encontró el cuerpo de Ovando, también a unos tres kilómetros de la lancha.
La posición de los cuerpos y la distancia recorrida en el agua sugieren que tanto el niño como su padre pudieron haber caído al río en circunstancias relacionadas.
El fiscal a cargo del caso, que inició una investigación por posibles causas del accidente, informó que la principal hipótesis apunta a que el menor se cayó de la embarcación accidentalmente.
Se baraja la posibilidad de que Ovando, al ver a su hijo en peligro, se haya lanzado al río para intentar salvarlo. Esta teoría cobra fuerza ya que, al momento de la inspección, no se encontraron indicios de violencia o intervención externa en el lugar del suceso.
Todo indica que estaban en condiciones normales: las líneas y anzuelos preparados para pescar, el mate aún caliente y las salvavidas en su sitio, lo que sugiere que no hubo alteraciones previas.
Este trágico incidente se suma a la larga lista de accidentes en zonas de ríos y lagunas en Argentina, donde la falta de precauciones o el mal tiempo han sido causas recurrentes.
La historia de Ovando y su hijo recuerda la importancia de extremar las medidas de seguridad en actividades acuáticas, especialmente cuando hay niños de por medio.
La comunidad local, conmocionada por la pérdida, recuerda a Ovando como un apasionado de la pesca y un guía dedicado, cuya vida terminó de manera trágica en un acto que aún busca explicaciones claras, pero que deja en evidencia la fragilidad de la vida en la naturaleza.
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