Europa refuerza su defensa contra drones rusos en medio de amenazas crecientes
Las recientes incursiones de drones rusos en Ucrania y Polonia evidencian la urgente necesidad de fortalecer las sistemas de protección aérea y civil en toda Europa, ante una amenaza que evoluciona rápidamente.
Las recientes incursiones de #drones militares y civiles en Ucrania y Polonia han puesto en evidencia la importancia de desarrollar y fortalecer las capacidades de #defensa contra estos vehículos aéreos no tripulados.
Supuestamente, los ataques con drones rusos en Kyiv y la presencia de enjambres de drones sobre territorio polaco en septiembre de 2025 han alarmado a las autoridades europeas, que consideran que esta #tecnología representa una de las mayores amenazas para la #seguridad tanto militar como civil.
Históricamente, el uso de drones en conflictos bélicos no es nuevo; sin embargo, en los últimos años, la velocidad en la que estos dispositivos han evolucionado y su capacidad de operar de manera autónoma ha supuesto un cambio radical en las estrategias de defensa.
Rusia, presuntamente, ha invertido millones de euros en el desarrollo de sistemas avanzados de drones kamikaze y en tecnologías de guerra electrónica, que permiten a estos vehículos esquivar los sistemas tradicionales de detección.
Supuestamente, las incursiones recientes en Ucrania han sido realizadas con drones que costarían apenas unos miles de euros, pero que en conjunto pueden causar daños significativos.
Por ejemplo, los drones comerciales, que en #Europa podrían costar alrededor de 1500 euros, pueden ser modificados para realizar ataques precisos contra infraestructuras críticas y objetivos militares.
La amenaza se ha extendido también al ámbito civil, donde drones de consumo, que en Europa tienen un precio aproximado de 250 a 500 euros, podrían ser utilizados para ataques terroristas o para espionaje en eventos públicos.
Para hacer frente a estos desafíos, los países europeos y aliados de la OTAN han comenzado a implementar sistemas de detección y neutralización de drones, que utilizan tecnologías como el 'spoofing' —que envía señales falsas para desviar el drone—, y el bloqueo de frecuencias de radio.
Sin embargo, expertos advierten que estos métodos aún tienen limitaciones, especialmente contra drones que operan en modo autónomo, sin necesidad de comunicación en tiempo real con una base.
Que combina radares y sistemas de visión por optrónica para identificar y rastrear drones en tiempo real
Por ejemplo, el Instituto Fraunhofer en Alemania ha desarrollado una plataforma llamada MODEAS, que combina radares y sistemas de visión por optrónica para identificar y rastrear drones en tiempo real, y que podría estar lista para ser implementada en los próximos años.
Además, existen tecnologías emergentes basadas en láseres y microondas, capaces de destruir drones a distancia, pero su costo y complejidad aún representan un desafío para su despliegue masivo.
La situación se complica aún más por la rápida fabricación y despliegue de drones en el mercado civil. Supuestamente, en Rusia y China, las inversiones en drones de alta tecnología están muy avanzadas, permitiendo a estos países proyectar poder en zonas de conflicto y en el ámbito civil.
La diferencia en capacidades tecnológicas entre países supuestamente ha llevado a una carrera armamentística en el campo de la defensa antidrone, donde la inversión en sistemas de protección se ha convertido en prioridad.
En Europa, la preocupación es que la falta de un enfoque coordinado y la insuficiencia de recursos puedan dejar expuestas infraestructuras esenciales y eventos públicos a ataques con drones.
La necesidad de una estrategia multilayered —que combine detección temprana, neutralización y respuesta rápida— es cada vez más evidente. El desarrollo de tecnologías que puedan detectar drones pequeños a distancias medias, entre 200 y 500 metros, sigue siendo un desafío, y las instituciones de investigación están trabajando intensamente para solucionar este problema.
En conclusión, la amenaza de los drones en Europa y en el mundo no hace más que crecer, y la inversión en defensa contra estos dispositivos debe ser una prioridad para los gobiernos.
La historia muestra que, en conflictos anteriores, los avances en tecnología militar han sido decisivos para determinar el resultado de las guerras. Supuestamente, en el futuro cercano, la protección civil y militar dependerá en gran medida de la capacidad de detectar, neutralizar y responder ante ataques con drones, que cada día se vuelven más sofisticados y accesibles.
La cooperación internacional y la innovación tecnológica serán clave para mantener a raya esta amenaza emergente.