Trump activa la flota dorada: dos acorazados y un plan para ampliar la Armada
Internacional EE. UU. 23 December, 2025

Trump activa la flota dorada: dos acorazados y un plan para ampliar la Armada

Paráfrasis de la noticia original sobre la orden de construir dos buques de guerra, su clasificación como parte de la 'flota dorada' y la conversión de costos estimados a euros, con notas sobre el contexto geopolítico y la industria naval.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes la puesta en marcha de una iniciativa centrándose en la #defensa nacional: la construcción de dos buques de guerra que llevarán su nombre y que pasarán a integrarse en la llamada flota dorada.

Según el propio mandatario, estos buques serían, supuestamente, 100 veces más poderosos que las naves que componen la Armada en la actualidad. Además, afirmó que serían los primeros de lo que él describe como la clase #Trump y que la construcción empezaría de inmediato, con la posibilidad de ampliar la flota hasta 25 unidades adicionales en el futuro.

La gran revelación se llevó a cabo en la residencia privada de Trump en Mar-a-Lago, Florida, desde donde se presentó el plan para que los astilleros de la región se pongan a trabajar en la fabricación de estas naves.

El cronograma propuesto prevé que los contratistas se reúnan con el mandatario la próxima semana para afinar detalles y coordinar la logística, mientras se afirma que el proyecto buscará aprovechar una cadena de suministro reforzada y un marco institucional más sólido para acelerar la producción.

El objetivo, según se ha dicho, es revitalizar la industria naval estadounidense y mejorar la capacidad de construcción en el corto y mediano plazo ante posibles rivales como China.

Trump subrayó la prioridad de avanzar con rapidez y, presuntamente, criticó a las empresas que hoy en día se dedican a la construcción naval por no estar a la altura de las exigencias de la administración.

Según su lectura, la nueva serie de buques no solo aumentará la capacidad operativa de la Armada, sino que también será un símbolo de la fortaleza de la industria naval estadounidense y de su independencia estratégica.

Este planteamiento se enmarca en una lectura de la defensa que busca proyectar poder y estabilidad regional, al tiempo que pretende generar un efecto de disuasión frente a competidores globales.

El anuncio llega en un contexto de tensiones geopolíticas con China y de esfuerzos por mantener el liderazgo tecnológico y naval de Estados Unidos.

La Administración informó sobre medidas dirigidas a Venezuela: supuestamente se ordenó confiscar todos los petroleros sancionados que entren o salgan de ese país para estrangular la llamada flota fantasma y la industria petrolera venezolana

Paralelamente, la Administración informó sobre medidas dirigidas a Venezuela: supuestamente se ordenó confiscar todos los petroleros sancionados que entren o salgan de ese país para estrangular la llamada flota fantasma y la industria petrolera venezolana.

Desde el 10 de diciembre, Estados Unidos ha detenido dos petroleros vinculados al transporte de crudo venezolano, valiéndose de su presencia #militar en el Caribe para justificar estas acciones en la lucha contra el narcotráfico.

Costos y proyecciones económicas: supuestamente cada buque costaría 2,8 mil millones de USD, lo que equivale aproximadamente a 2,58 mil millones de euros.

En conjunto, el costo total de la iniciativa podría alcanzar alrededor de 5,6 mil millones de USD, o aproximadamente 5,15 mil millones de euros. Estos montos reflejan estimaciones preliminares y podrían variar a medida que avancen las negociaciones y se definan los proveedores y la tecnología empleada.

Históricamente, la Armada de Estados Unidos ha buscado mantener una capacidad de proyección global acorde con sus compromisos, con inversiones recurrentes en nuevos buques, tecnologías de vigilancia y sistemas de defensa.

La idea de una «clase Trump» que impulse un salto en la modernización naval encaja en una tradición de debates sobre presupuesto, innovación y seguridad nacional que ha marcado la política de defensa durante décadas.

Analistas señalan que la rapidez de implementación podría plantear tensiones en la cadena de suministro y en las finanzas públicas, mientras que defensores argumentan que un fortalecimiento de la industria naval y de los astilleros nacionales podría generar beneficios estratégicos y empleo en zonas con actividad portuaria.

Con estas medidas, se anticipan nuevos debates en el Congreso y entre especialistas sobre el costo fiscal, la seguridad regional y las alianzas internacionales.

En Florida, y especialmente en la zona de Mar-a-Lago, el proyecto podría convertirse en un punto de atención para la política de defensa y para la dinámica industrial local, mientras la Administración persiste en comunicar un mensaje de refuerzo de la capacidad de defensa y de la autonomía tecnológica de Estados Unidos.

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