La posible aprobación de una ley en Washington amenaza con recortes millonarios en fondos de salud en Nueva York, poniendo en riesgo hospitales, empleos y el acceso a atención médica para millones de neoyorquinos.

Supuestamente, este proyecto de ley contempla recortes en fondos destinados a #Medicaid y al Plan Esencial, lo que afectaría de manera significativa a hospitales, proveedores de atención médica y a los pacientes de toda Nueva York.
Según estimaciones de la Asociación de Hospitales del Gran #Nueva York (GNYHA) y la Asociación de Atención Médica del Estado de Nueva York (HANYS), los recortes podrían sumar aproximadamente 7.600 millones de euros (equivalente a 8 mil millones de dólares) en fondos destinados a los #hospitales y sistemas de #salud en el estado. Estos presupuestos son fundamentales para garantizar la operatividad de las instituciones médicas, muchas de las cuales ya enfrentaban dificultades financieras previas.
La reducción de estos fondos podría resultar en la pérdida de unos 28,000 empleos en el sector hospitalario y otros 24,000 empleos relacionados, afectando directamente a comunidades enteras.
Los hospitales en Nueva York no solo cumplen una función sanitaria, sino que también son motores económicos locales. Se estima que, con estos recortes, la actividad económica generada por los hospitales podría disminuir en aproximadamente 13,4 mil millones de euros (14,4 mil millones de dólares), perjudicando la estabilidad económica de muchas regiones.
La ciudad de Nueva York, por ejemplo, podría experimentar una pérdida de más de 15.000 empleos en el sector hospitalario y una caída en la actividad económica cercana a los 6,6 mil millones de euros (7 mil millones de dólares).
Además, presuntamente muchos hospitales en las áreas rurales y suburbanas de Nueva York podrían verse forzados a reducir servicios esenciales como atención materna, salud mental y servicios especializados, o incluso cerrar sus puertas.
La preocupación radica en que estas medidas afectarían no solo a los beneficiarios de Medicaid, sino a toda la población que necesita atención hospitalaria, provocando mayores tiempos de espera y menor acceso a servicios vitales.
Por otro lado, los Centros de Salud Comunitarios, que atienden a aproximadamente uno de cada ocho neoyorquinos sin importar su capacidad de pago, también estarían en riesgo.
La Asociación de Atención Médica Comunitaria del Estado de Nueva York estima que, si se implementan estos recortes, perderían alrededor de 250 millones de euros (equivalente a 300 millones de dólares) en financiamiento, lo que podría traducirse en la pérdida de casi 1,700 puestos de trabajo y una reducción significativa en los servicios de atención primaria y salud mental.
Incluyendo en Nueva York
Supuestamente, una carta firmada por expertos de instituciones como Yale y la Universidad de Pensilvania advertía que, de promulgarse estas disposiciones, podrían ocurrir más de 43,000 muertes evitables al año en EE.UU., incluyendo en Nueva York, debido a la reducción en cobertura y acceso a atención médica. Estas estimaciones sugieren que el proyecto de ley podría convertirse en una de las causas principales de mortalidad en el país, equiparándose a enfermedades renales y hepáticas.
Kenneth E. Raske, presidente de la Asociación de Hospitales del Gran Nueva York, afirmó que los recortes podrían causar daños irreparables en la infraestructura sanitaria del estado, afectando a millones de personas y poniendo en riesgo la continuidad misma de muchas instituciones.
La presidenta de la Asociación de Salud del Estado de Nueva York, Bea Grause, calificó la ley como un ataque a la estabilidad del sistema sanitario y a la seguridad económica de las comunidades.
Por su parte, Rose Duhan, directora de la Asociación de Atención Médica Comunitaria, destacó que la reducción de fondos para los Centros de Salud Comunitarios pondría en peligro la atención preventiva y de salud mental, afectando a millones de neoyorquinos vulnerables.
Presuntamente, esta serie de recortes podría obligar a muchas clínicas a disminuir sus horarios, reducir servicios o rechazar pacientes, lo que agravaría la crisis sanitaria y social en varias regiones del estado.
En un contexto histórico, estos recortes se suman a un patrón de desafíos que enfrentan los sistemas de salud en Estados Unidos, especialmente en tiempos de crisis sanitaria global.
La historia reciente muestra cómo recortes similares han afectado la atención en áreas rurales y urbanas, provocando aumentos en las muertes prevenibles y en las desigualdades en salud.
En conclusión, la posible aprobación de este proyecto de ley representa una amenaza significativa para la salud pública, la economía y la cohesión social en Nueva York.