Programas educativos buscan romper estereotipos de género en la tecnología y la ingeniería para permitir que más niñas se interesen en campos STEM desde una edad temprana.

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En un contexto educativo donde los estereotipos de género aún predominan, recientes estudios revelan que a la edad de seis años, muchos niños y niñas ya asumen que los chicos son mejores que las chicas en áreas como la informática y la ingeniería.

Esta percepción puede limitar las aspiraciones de las más jóvenes en campos como la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), alertan expertos.

En Arnott Charlton Public School, ubicado en Brampton, Ontario, durante los recreos, un grupo de niñas se involucra en actividades de codificación utilizando kits coloridos de circuitos luminosos o compone música en ordenadores portátiles.

Este ambiente es parte de una iniciativa que busca romper con los moldes tradicionales y fomentar el interés en estas disciplinas desde una edad temprana.

Kristofor Schuermann, bibliotecario y maestro que fundó el club de tecnología Megabrights para niñas, señala que estas actividades son cruciales.

“Cuando mi hija era pequeña, noté que no había programas que realmente la conectaran con sus pasiones, y muchas veces era la única chica en los pocos que logramos encontrar”, recuerda.

Hoy, su club se centra en crear un espacio inclusivo donde las niñas puedan explorar el mundo de la tecnología sin prejuicios.

Un estudio realizado por el American Institutes for Research, que abarcó un análisis meta de las creencias de los niños sobre STEM durante cinco décadas y que incluyó la opinión de 145,000 niños en 33 países, mostró que a los seis años, los niños suelen creer que los chicos son superiores a las chicas en computación y ingeniería, aunque la percepción es más equilibrada en matemáticas.

Esta información resulta alarmante para investigadores como David Miller, quien ha advertido que este sesgo podría agravarse con el tiempo, llevando a muchas chicas a rechazar áreas en las que podrían destacar.

Larissa Vingilis-Jaremko, directora de la Asociación Canadiense de Chicas en Ciencia, enfatiza que estos estereotipos son una barrera mayor para el interés en STEM que las capacidades individuales de las niñas.

En su opinión, es vital fomentar más el interés de las mujeres en estos campos, ya que representan menos del 30% de la fuerza laboral en STEM en Canadá.

“Es importante derribar estas barreras sistémicas que limitan a las niñas”, afirma.

Se han implementado programas de distintas universidades, como el taller CS Escape de la Universidad de Waterloo, diseñado para encender el interés en computación en jóvenes.

Este taller permite a los estudiantes de octavo grado diseñar sus propios juegos digitales, lo que no solo promueve la creatividad, sino que también brinda un espacio seguro para aprender y compartir en equipo.

La experiencia de Keira Pincus, una adolescente que participó en el taller, resalta la importancia de contar con entornos accesibles y colaborativos que la animaron a seguir aprendiendo sobre programación.

La búsqueda de un mayor equilibrio de género en STEM es un reto crítico. Instaurar espacios donde las niñas puedan explorar sus intereses relacionados con la tecnología desde la infancia es un principio clave para un cambio significativo.

La necesidad de contar con modelos a seguir y espacios inclusivos se reconoce como esencial para abrir caminos a futuras generaciones de mujeres en ciencias.

Con la intención de cambiar la narrativa, muchos educadores y organizaciones están trabajando incansablemente para inspirar a las niñas a superar la percepción de que la tecnología es un dominio masculino.

Es fundamental garantizar que las chicas también tengan la oportunidad de contribuir a un sector que está en constante crecimiento y que ofrece carreras altamente remuneradas.

Sin este esfuerzo, corre el riesgo de perder a mujeres visionarias que podrían aportar grandes innovaciones al mundo de la tecnología.