Los microbios desempeñan un papel fundamental en el cambio climático, pero a menudo se les excluye de los modelos climáticos y los objetivos de reducción de emisiones. Se requiere una mayor atención a este respecto.
Los microbios son organismos tan pequeños que no pueden verse a simple vista, pero son esenciales para la vida.
Ayudan a la digestión de los alimentos, neutralizan toxinas e incluso pueden controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin ellos, la vida tal como la conocemos no sería posible.
Sin embargo, a pesar de su importancia, los microbios son ignorados en gran medida en los modelos y soluciones climáticas, algo que debe cambiar.
Los microbios, también conocidos como microorganismos, incluyen virus, bacterias y hongos que solo pueden visualizarse con la ayuda de un microscopio.
La microbióloga Lisa Stein, de la Universidad de Alberta, afirma que los microbios son responsables de sostener toda la vida en la Tierra y sin ellos, estaríamos condenados.
Estos pequeños organismos también controlan el ciclo del carbono y el nitrógeno, incluida la producción de metano.
El metano es un gas de efecto invernadero 86 veces más potente que el dióxido de carbono durante un período de 20 años.
A lo largo de los últimos dos siglos, las concentraciones de metano en la atmósfera se han más que duplicado, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
Sin embargo, el metano desaparece rápidamente de la atmósfera después de unos diez años, mientras que el dióxido de carbono puede persistir durante siglos.
Las fuentes de emisiones de metano provocadas por los seres humanos incluyen sistemas de petróleo y gas natural, vertederos, agricultura, minería de carbón y tratamiento de aguas residuales.
El gobierno federal de Canadá tiene un plan para reducir las emisiones de metano en la industria del petróleo y gas en más del 75% para 2030.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los microbios a menudo son olvidados en los nuevos objetivos climáticos establecidos por los países.
Si bien es importante controlar las emisiones industriales de metano, estas no son la única fuente de este gas de efecto invernadero.
Lisa Stein advierte que la mayoría de las emisiones de metano provienen del uso de la tierra, como los humedales.
Alrededor de un tercio de las emisiones totales de metano provienen de los humedales, según datos de la NASA. A medida que el clima se calienta, los suelos de los humedales y el permafrost se deshielan, lo que resulta en la liberación de más carbono a la atmósfera en forma de metano.
Otro problema es que los modelos climáticos generalmente no incluyen las emisiones de metano de fuentes naturales, como los humedales.
Esto hace que las proyecciones futuras sean menos confiables.
Los modelos se basan principalmente en la química y la física, sin tener en cuenta los efectos de los sistemas vivos, como los microbios, que están en constante crecimiento, cambio y muerte.
Un obstáculo adicional es que es difícil hacer que las personas se preocupen por algo que no pueden ver.
Es más fácil mostrar el hielo que se derrite y los osos polares hambrientos que mostrar una bacteria.
Sin embargo, los microbios juegan un papel fundamental en el cambio climático y es necesario que su importancia se reconozca en los debates sobre el clima.
Aunque algunos microbios emiten metano, otros lo consumen.
Los metanótrofos son microorganismos que se alimentan de metano, eliminándolo de la atmósfera.
En los últimos años, ha habido un creciente interés en encontrar formas de utilizar estos organismos para combatir el cambio climático.
Incluso se ha descubierto que algunos microorganismos pueden ayudar a limpiar la basura.
Un estudio realizado en Cambridge reveló que bacterias que se encuentran de forma natural en los lagos europeos pueden alimentarse de los microplásticos que contaminan el agua.
Estas bacterias descomponen los compuestos de carbono presentes en el plástico y los utilizan como alimento para su crecimiento.
La solución al cambio climático puede estar en la naturaleza misma.
Los microbios juegan un papel clave en el equilibrio del ecosistema y utilizar su capacidad para controlar las emisiones y limpiar la contaminación podría ser una estrategia efectiva para combatir el cambio climático.
Es fundamental que los científicos y los responsables de la toma de decisiones tengan en cuenta el papel crucial de los microbios en el cambio climático.
Solo así podremos llevar a cabo acciones concretas y efectivas para frenar el calentamiento global y proteger nuestro planeta.