Un estudio de la Universidad Acadia de Nueva Escocia se centra en la rosa de roca, una planta críticamente amenazada, para entender mejor su relación con los arenales de la región.

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Investigadores de la Universidad Acadia en Nueva Escocia han publicado recientemente un análisis que pone de relieve la importancia de la rosa de roca, una planta pequeña y críticamente amenazada, en el ecosistema de los arenales de arena de la Valle de Annapolis.

Esta planta, conocida científicamente como *Helianthemum canadense*, ha sufrido una drástica reducción de su hábitat, que ha disminuido en un 97% debido a la expansión agrícola, el desarrollo urbano y la construcción de infraestructuras.

La rosa de roca prospera en suelos secos, arenosos y ácidos, características que la hacen particularmente vulnerable a la pérdida de su hábitat.

Kendra Sampson, investigadora principal de este estudio y miembro del K.C. Irving Environmental Science Centre de la universidad, ha obtenido semillas y arena del hábitat natural de la planta para su propagación en laboratorio.

"Esta planta es solo un pequeño componente de un cuadro mucho más grande", afirmó Sampson, quien asocia la investigación con el imperativo de mantener la biodiversidad en los ecosistemas locales.

El reciente estudio ha descubierto la existencia de un tipo de hongo, denominado hongo micorrízico arbuscular (HMA), que establece relaciones simbióticas con las raíces de la rosa de roca.

Estos hongos son cruciales para la planta, ya que le ayudan a absorber agua y nutrientes del suelo ácido de los arenales.

"[Los HMA] forman una estructura que recuerda a las raíces, aunque su diámetro es mucho menor y pueden alcanzar zonas más amplias en el suelo, captando nutrientes como el fósforo y el nitrógeno", explicó Sampson.

Esta relación simbiótica es esencial para la supervivencia de la planta en su ambiente adverso.

El equipo de investigación tiene la esperanza de que sus hallazgos sirvan para guiar a los conservacionistas en la comprensión de la interconexión entre las especies que habitan los arenales y cómo la protección de la rosa de roca podría beneficiar a otros organismos en el mismo ecosistema.


Para ello, los ejemplares cultivados en el laboratorio podrán ser reintroducidos en la naturaleza, mientras que el hongo micorrízico podría usarse como una alternativa ecológica a los fertilizantes.

Los arenales de la Valle de Annapolis son ecosistemas extremadamente frágiles que dependen de incendios forestales naturales para limpiar la vegetación alta.

Según Sampson, las especies que habitan esta área intercambian suelo rico en nutrientes por luz solar, lo que enfatiza la importancia del HMA en el crecimiento de las plantas en estas condiciones.

Alain Belliveau, gerente de colecciones en el herbario E.C. Smith de Acadia, ha trabajado en el Plan de Recuperación de la Rosa de Roca para Nueva Escocia, introducido en 2021, y ha estado monitoreando la planta y su población en ciclos de varios años para evaluar el estado de los arenales.

"Estas plantas en peligro representan la punta del iceberg de la conservación.

La rosa de roca es tan rara y amenazada que sirve como un indicador de la salud del ecosistema entero", manifestó Belliveau.

Finalmente, tanto Belliveau como Sampson han expresado su deseo de que más estudios como este fortalezcan los esfuerzos de conservación de la rosa de roca y otras especies en riesgo, en unos arenales de Nueva Escocia que se ven cada vez más amenazados.

A pesar de su empeño, han mencionado la necesidad de una mayor inversión en investigación por parte del gobierno provincial, universidades y organizaciones sin fines de lucro, a la luz de las dificultades para asegurar recursos y personal adecuados.