Las estructuras de alcantarillado mal diseñadas o dañadas en Nova Scotia representan una amenaza significativa para los peces migratorios, como los salmones, afectando su supervivencia y poblaciones. Expertos y pescadores locales exigen mayor control y cumplimiento de las leyes ambientales para proteger los ecosistemas acuáticos.

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Según expertos en biología y pescadores locales, más de la mitad de los cruces de agua en la provincia, que suman aproximadamente 31,000, afectan negativamente la migración y supervivencia de especies como los salmones y truchas migratorias.

Una de las principales causas de estos problemas son las #alcantarillas o cañerías mal diseñadas, dañadas o obstruidas, las cuales, en muchos casos, no permiten el paso adecuado del agua, generando fuertes corrientes que lesionan o incluso matan a los peces.

Esto es particularmente preocupante en zonas como el río Halfway, cerca de Hantsport, donde pescadores como Darren Porter han documentado heridas graves en los peces, incluyendo heridas profundas, hemorragias y protrusiones de órganos internos debido a traumatismos.

Además, un informe de 2023 del Ministerio de Pesca y Océanos de Canadá reveló que aproximadamente entre el 45 y 57 por ciento de los alcantarillados en cuatro de las principales cuencas hidrográficas de #Nova Scotia presentan obstáculos para la movilidad de los peces.

Esto significa que una significativa proporción de los cruces de agua en la provincia actúan como barreras que fragmentan los hábitats acuáticos.

Históricamente, la problemáticas de los obstáculos en los ríos y canales afecta a los ecosistemas desde hace décadas, con avances insuficientes en la reparación y el diseño de estructuras consideradas seguras para la fauna migratoria.

La existencia de estas barreras limita la capacidad de los peces para alcanzar las áreas de reproducción y busca mitigar su impacto ambiental requiere acciones concretas.

Darren Porter, pescador y ambientalista, insiste en que el Departamento de Pesca y Vida Silvestre (DFO) debe hacer cumplir de manera más estricta las leyes existentes, especialmente la Sección 35 de la Ley de Pesca, que prohíbe dañar o destruir hábitats de peces.

La falta de controles y sanciones ha permitido que muchas estructuras obsoletas o dañadas permanezcan sin reparaciones en el tiempo, agravando la situación.

Como el Departamento de Obras Públicas de Nova Scotia

Las autoridades correspondientes, como el Departamento de Obras Públicas de Nova Scotia, admiten que no llevan un registro específico del impacto de estas estructuras en la fauna acuática, lo que dificulta la priorización de reparaciones.

Sin embargo, en respuesta a los requerimientos, se realizan cambios cuando el DFO emite órdenes, aunque estas acciones son reactivas en lugar de preventivas.

Expertos en #conservación sugieren que una mejor gestión del problema requiere no solo la reparación de las estructuras existentes, sino también un monitoreo sistemático y una documentación exhaustiva de las incidencias.

Programas como el ‘adopt-a-stream’ podrían involucrar a la comunidad en la evaluación y reparación de estos obstáculos, facilitando una distribución más eficiente de recursos y acciones.

La historia de desafíos similares en otras partes del mundo muestra que la colaboración entre gobiernos, comunidades y organizaciones ecologistas puede marcar una diferencia significativa.

La experiencia en Europa, por ejemplo, destaca cómo la rehabilitación de cauces y la mejora en el diseño de alcantarillas han permitido recuperar hábitats con poblaciones de peces en riesgo.

En definitiva, Nova Scotia enfrenta una problemática que requiere atención urgente para garantizar la supervivencia de sus especies migratorias y mantener la salud de sus ecosistemas acuáticos.