Investigadores alertan sobre el impacto negativo de los medicamentos en las aguas, proponiendo soluciones más sostenibles.

En un estudio reciente, se ha alertado sobre el impacto negativo de los medicamentos en nuestras aguas, afectando a la vida salvaje de forma significativa.

Medicamentos como ansiolíticos y anticonceptivos, que pueden ser beneficiosos para los humanos que los consumen, están dañando a la fauna acuática.

Los investigadores proponen la necesidad de desarrollar medicamentos más sostenibles para mitigar este problema.

Karen Kidd, investigadora en el área de medio ambiente y salud en la Universidad McMaster, ha liderado un equipo de expertos en la redacción de un informe que destaca la urgente necesidad de controlar la contaminación farmacéutica en las fuentes de agua.

En palabras de Kidd, 'Los peces nadan en un caldo de medicamentos... y un medicamento que es beneficioso para nosotros no lo es tanto para los peces'.

La contaminación farmacéutica en las aguas es un problema extendido y urgente, ya que numerosos compuestos químicos que los humanos consumen diariamente están llegando a los ecosistemas acuáticos.

Incluso el café, con sustancias como la cafeína, se ha identificado como uno de los tres medicamentos más comunes presentes en las pruebas de agua.

Este fenómeno se observa en sistemas tanto rurales como urbanos, en todos los continentes y en una gran cantidad de cuerpos de agua superficial.

Se estima que casi la mitad de las aguas residuales municipales en todo el mundo no se tratan adecuadamente, lo que representa un riesgo para la vida acuática.

Es por ello que se aboga por el diseño de medicamentos más sostenibles, que se degraden de forma natural una vez fuera de nuestro cuerpo para evitar que afecten a la fauna acuática.

Investigadores como Juan José Álava, de la Universidad de British Columbia, coinciden en la importancia de adoptar una estrategia proactiva con medicamentos más respetuosos con el medio ambiente.

El principio de 'el que contamina, paga', adoptado en la Unión Europea, que hace a las empresas farmacéuticas y cosméticas responsables del 80% de los costos relacionados con la limpieza de sustancias dañinas en las aguas, es una medida prometedora.

Se espera que incentive a los fabricantes de medicamentos a diseñar productos que no dejen rastro en el medio ambiente.

Este enfoque de 'benigno por diseño' implica la creación de fármacos cuyos ingredientes activos se biodegraden de forma natural una vez fuera del cuerpo humano.

Tanto en la industria como en las políticas de gobierno, se considera que el desarrollo de medicamentos más sostenibles y la mejora de las instalaciones de tratamiento de aguas residuales son pasos fundamentales para preservar la salud de los ecosistemas acuáticos.

A nivel individual, acciones como devolver los medicamentos no utilizados a la farmacia, en lugar de desecharlos por el inodoro o la basura, pueden marcar la diferencia.

En resumen, el impacto de los medicamentos en las aguas sobre la vida salvaje es un problema que requiere soluciones más conscientes y sostenibles.

La colaboración entre individuos, industrias, expertos y gobiernos es fundamental para prevenir la contaminación de las fuentes de agua y promover un futuro más sostenible para todos los seres vivos que dependen de estos ecosistemas.