Iniciativa de conservación ayuda a la recuperación de un árbol en peligro de extinción en Quebec, enfrentando enfermedades y amenazas ambientales.

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Un grupo de conservación ha informado que los plántulas de un árbol en peligro de extinción, conocido como nuez butternut, se están desarrollando exitosamente en su primera temporada en un bosque del oeste de Quebec, específicamente en Wakefield.

Esta noticia es motivo de celebración, ya que el árbol ha sido significativamente amenazado por la enfermedad del cancér.

Según Stephen Woodley, presidente de Action Chelsea for the Respect of the Environment (ACRE), la población de nuez butternut ha caído dramáticamente, en un 80% en las últimas tres décadas, debido a esta enfermedad.

'La situación en la región ha sido letal para los butternuts, lo que explica su estado de peligro', comentó Woodley, quien asistió a la plantación de la primera serie de plántulas en mayo en el Hundred Acre Wood.

En total, 30 voluntarios de conservación se unieron al esfuerzo, cuidando las plántulas como si fueran 'sus bebés' durante el verano, asegurándose de mantenerlas regadas cuando el clima lo requería.

Woodley ha señalado que actualmente los jóvenes árboles se encuentran en buen estado.

La recuperación de esta especie no es tarea fácil, y ACRE ha colaborado con la Forest Gene Conservation Association (FGCA), que lleva más de dos décadas trabajando para restaurar la población de nuez butternut.

Esta organización ha desarrollado técnicas para crear huertos de árboles que sean tolerantes al hongo patógeno.

Según Kerry McLaven, directora ejecutiva de FGCA, el proceso implica injertar ramitas de árboles sanos de nuez butternut sobre árboles de nogal, mantenerlos en un vivero y luego plantarlos en terrenos adecuados donde puedan crecer y multiplicarse.


La labor no termina ahí; FGCA continúa cuidando de estos injertos para asegurar que produzcan semillas resistentes a la enfermedad, las cuales, a su vez, se siembran en lugares como el Hundred Acre Wood.

McLaven ha observado que el interés en la conservación ha crecido en los últimos años, especialmente tras la pandemia de COVID-19, generando un impulso entre las personas para involucrarse en la recuperación de especies en peligro y ayudar al medio ambiente.

Pese a estos esfuerzos, McLaven ha destacado que la enfermedad del cancér no es el único factor que ha afectado al butternut.

La reducción de su hábitat debido al desarrollo urbano y la expansión agrícola también ha contribuido a esta crisis.

Existen preocupaciones sobre la falta de protección a nivel gubernamental para salvaguardar estas especies, un tema abordado por Tony Morris, director de políticas de conservación en Ontario Nature.

Morris enfatiza que las excepciones que permiten la destrucción del hábitat de especies amenazadas son preocupantes.

En Ontario, una disposición debatida que permitía a los desarrolladores talar butternuts mientras pagaban una tarifa fue objeto de controversia y críticas de varias organizaciones ambientales.

Este tipo de medidas son vistas como insuficientes para garantizar la protección real de la especie.

Mientras tanto, ACRE tiene planes de continuar sus esfuerzos, incluyendo la siembra de 20 nueces butternut más en Wakefield este otoño, así como la reintroducción de otras plantas nativas y en peligro en la región.

Este esfuerzo no solo busca preservar una especie en peligro, sino también revitalizar el ecosistema local.