Un informe revela que la mayoría del seguimiento de los Grandes Lagos se realiza en temporadas cálidas, pero es crucial ampliar las investigaciones durante el invierno ante el rápido cambio climático y sus efectos en estos cuerpos de agua.

La mayor parte de la monitorización y estudios sobre estos lagos suele concentrarse en las estaciones más cálidas, como primavera y verano, cuando el acceso a embarcaciones y equipos de investigación resulta más sencillo.
Sin embargo, un informe reciente destaca que esta limitación puede estar impidiendo una comprensión completa de cómo la transformación del clima afectará a estos cuerpos de agua.
Desde hace décadas, la comunidad científica ha señalado que los cambios en los patrones climáticos impactan en las temperaturas de la superficie, la formación de hielo y los niveles de agua de los lagos, aspectos que a su vez afectan directamente a la biodiversidad y la calidad del agua.
Sin embargo, la escasa investigación en invierno puede estar dejando lagunas importantes en los datos necesarios para entender estos efectos a largo plazo.
Un estudio realizado por un consejo binacional, formado por científicos de Estados Unidos y Canadá, advierte que sin un monitoreo adecuado durante el invierno, no será posible captar la totalidad de los cambios en la calidad y dinámica del agua.
Las banderas rojas, como la reducción en la formación de hielo, aumento en la entrada de nutrientes como fósforo y la disminución en los niveles de oxígeno disuelto, podrían estar alterando los ecosistemas acuáticos, generando fenómenos como algas nocivas en lagos considerados prístinos, como el Lago Superior.
El profesor Drew Gronewold, de la Universidad de Michigan, explica que el hielo en invierno actúa como un 'barómetro' y un 'control' en la dinámica del lago, influyendo en la evaporación y en el nivel de agua en meses posteriores.
La reducción de hielo, por ejemplo, puede derivar en niveles de agua más bajos en otoño, afectando desde las especies que habitan en estas áreas hasta la industria pesquera.
Por su parte, la investigadora Marguerite Xenopoulos, de la Universidad de Trent, señala que el hielo controla variables clave como la circulación del agua y el intercambio gaseoso.
Cuando los inviernos se atemperan, se generan cambios en la cantidad de agua que entra y sale del sistema, promoviendo el ingreso de mayor cantidad de fósforo y potencialmente favoreciendo la proliferación de algas, lo cual resulta en 'bloom' no deseados en lagos que siempre se consideraron muy saludables.
La realización de investigaciones en invierno presenta desafíos logísticos y de seguridad, dado que la infraestructura necesaria es limitada y el trabajo en condiciones de hielo y frío extremo requiere capacitación especializada.
El riesgo de accidentes no es menor, y las muertes relacionadas con el hielo y las actividades en estas condiciones aumentan en comparación con las temporadas cálidas, alertan los expertos.
Históricamente, se pensaba que los lagos permanecían en estado de descanso en invierno, pero en las últimas décadas, se ha visto un auge en la limnología invernal, reconociendo la importancia de entender cómo las transformaciones en el ciclo de las estaciones afectan la salud de estos ecosistemas.
El profesor Mike McKay subraya que, aunque actualmente algunos esfuerzos de monitoreo se llevan a cabo con recursos como rompehielos de la Guardia Costera, la cantidad y calidad de los datos aún son insuficientes para proyectar escenarios futuros con precisión.
La tendencia a ver menos hielo en los lagos, como en el caso del Lago Erie, no solo altera la dinámica del agua sino también impacta en fenómenos atmosféricos como la nevada asociada al llamado 'efecto lago'.
Asimismo, las alteraciones en las capas de hielo y en los niveles de agua pueden exarcerbar problemas existentes, como la erosión de costas y la pérdida de hábitats de especies como la coregonina blanca, que depende del hielo para su reproducción.
La protección de estas áreas sensibles requiere un incremento en las investigaciones y en la infraestructura de monitoreo durante toda la temporada, incluyendo el invierno.
A nivel gubernamental, los recortes presupuestarios en agencias de investigación, en Estados Unidos y Canadá, amenazan con disminuir aún más la vigilancia de estos lagos cruciales.
La comunidad científica insiste en que impulsar un monitoreo continuo y de largo plazo es esencial para comprender los efectos del #cambio climático y planificar medidas de protección efectivas
La comunidad científica insiste en que impulsar un monitoreo continuo y de largo plazo es esencial para comprender los efectos del cambio climático y planificar medidas de protección efectivas.