Investigadores advierten que los métodos naturales para descomponer el petróleo en las aguas del Ártico serán demasiado lentos para responder eficazmente a un posible derrame, poniendo en riesgo el ecosistema y las comunidades locales.

El proyecto de investigación, liderado por la Universidad de Manitoba y denominado GenIce II, analiza cómo los #microorganismos que descomponen el petróleo reaccionan en las condiciones extremas del entorno ártico.
Los resultados preliminares indican que estos microbios tardan varias semanas, incluso hasta un mes, en comenzar a descomponer la contaminación, tiempo que claramente es demasiado largo en caso de un derrame real.
Este hallazgo es alarmante porque, en eventos de marea negra, la rapidez en la respuesta es crucial para limitar daños ambientales y proteger a las comunidades que dependen de los recursos naturales.
La experiencia del derrame del Deepwater Horizon en 2010, en el Golfo de México, demostró que los microorganismos naturales lograron absorber aproximadamente diez veces más petróleo que las tareas humanas, pero en el #Ártico las condiciones son distintas y más adversas.
La Bahía de Hudson, uno de los principales corredores de transporte estacional debido a la pérdida progresiva de hielo, ve cómo las naves de carga y de exploración mineras incrementan su actividad.
Este aumento genera una preocupación creciente entre científicos y autoridades ambientales, pues un derrame en estos ecosistemas podría dispersar la contaminación a lo largo de toda la costa, afectando flora, fauna y las comunidades indígenas que allí habitan.
Para estudiar esta problemática, el observatorio marino de Churchill, con una inversión de aproximadamente 40 millones de euros, permite a los investigadores realizar experimentos controlados en agua de mar, simulando derrames en condiciones reales.
Estos experimentos permiten medir la velocidad y eficiencia de los microbios en descomponer el petróleo y evaluar posibles soluciones.
Destaca que la capacidad de realizar ensayos controlados en agua natural del Ártico es única en su género
El director del observatorio, Feiyue Wang, destaca que la capacidad de realizar ensayos controlados en agua natural del Ártico es única en su género, y que esta infraestructura facilita la colaboración internacional, dado que otros países en el Polo Norte enfrentan problemas similares.
Los cambios climáticos aceleran el derretimiento de hielos en la región, y los estudios indican que en las próximas décadas, la Bahía de Hudson podría estar prácticamente libre de hielo en verano.
Esta transformación abre nuevas rutas marítimas, pero también aumenta los riesgos de accidentes y vertidos de petróleo.
Desde 2022, las investigaciones muestran que el hielo tarda cada vez más en formarse en invierno y en derretirse en primavera, un proceso que se ha alargado en unos 3 a 4 días cada década.
Se estima que, a finales del siglo, la región estará casi sin hielo en verano, lo que modificaría radicalmente su ecosistema y las actividades humanas.
La comunidad científica insiste en la necesidad de prepararse mejor para estas amenazas, incluyendo el desarrollo de tecnologías más rápidas y eficaces para limpiar el petróleo en condiciones extremas, así como medidas preventivas y de control en las rutas marítimas en expansión.
Por otra parte, el equipo de investigación colabora estrechamente con las comunidades indígenas en Nunavut, particularmente en Chesterfield Inlet, monitoreando el impacto de las operaciones mineras y marítimas en su medio ambiente y en su modo de vida.