La tecnología satelital permite monitorizar la fauna mundial en tiempo real
Un innovador proyecto global utiliza satélites y pequeños transmisores para seguir los movimientos y el estado de vida de miles de animales en su entorno natural, superando las limitaciones de los métodos tradicionales de investigación.
En las últimas décadas, la #conservación de la fauna silvestre ha enfrentado desafíos sin precedentes debido a la rápida expansión urbana, el cambio climático y la alteración de los hábitats naturales.
Para abordar estos problemas, científicos de todo el mundo han desarrollado nuevas herramientas tecnológicas que permiten un seguimiento más preciso y amplio de los #animales en libertad.
Uno de los avances más destacados ha sido el uso de satélites en órbitas terrestres para estudiar y proteger a las especies en sus hábitats, incluso en áreas de difícil acceso.
Este método, conocido como el proyecto ICARUS (Internet of Animals), combina la #ciencia de la biología con la tecnología espacial y la comunicación global para crear una red de vigilancia animal sin precedentes.
El proyecto fue ideado en 2002 por el Instituto Max Planck en Alemania y en sus primeros años se centró en colocar pequeños transmisores en animales de diferentes especies, desde aves migratorias y mamíferos hasta insectos, para recopilar datos sobre sus movimientos y su interacción con el entorno.
La idea surgió para comprender mejor los patrones migratorios, el comportamiento en hábitats diversos y los impactos de las actividades humanas en la biodiversidad.
Históricamente, el seguimiento de animales había dependido de métodos terrestres, como cámaras y puntos de observación, que tenían limitaciones notables en términos de alcance y precisión.
La incorporación de satélites permitió ampliar ese alcance a lugares remotos, montañas inaccesibles y regiones polarizadas. En 2020, el proyecto lanzó su primer receptor satelital en la Estación Espacial Internacional, logrando rastrear en tiempo real a animales desde su órbita.
Sin embargo, la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022 obligó a detener esas operaciones.
Desde entonces, los avances tecnológicos han permitido reducir el tamaño y consumo energético de los transmisores. La última versión, que pesa solo unos 4 gramos, es capaz de colocarse en especies tan pequeñas como los zorzales o incluso en algunos insectos, y transmite no solo la posición GPS sino también datos sobre comportamiento, temperatura, humedad y presión atmosférica.
Sino también del estado de salud y las condiciones ambientales que enfrentan los animales
Esto permite a los investigadores tener una visión completa no solo de los movimientos, sino también del estado de salud y las condiciones ambientales que enfrentan los animales.
Estos datos se transmiten a través de satélites hacia bases de datos globales, como Movebank, accesible a científicos en todo el mundo. Gracias a ello, se puede analizar la interacción entre especies, comprender rutas migratorias ancestrales y evaluar cómo la actividad humana está modificando los patrones naturales.
Un ejemplo de la importancia de esta tecnología es el monitoreo de las rutas migratorias de aves acuáticas, como gansos, patos y cisnes, que dependen de áreas acuosas para descansar en sus largos desplazamientos.
La destrucción de humedales y la urbanización masiva han reducido estos sitios, forzando a las aves a volar distancias mayores y consumiendo más energía, lo que afecta su supervivencia.
Además, el proyecto fomenta la participación ciudadana mediante aplicaciones móviles donde observadores de la naturaleza pueden contribuir con fotografías, descripciones y datos sobre el comportamiento de los animales, enriqueciendo aún más la base de información científica.
Se proyecta que, para 2027, ICARUS cuente con una constelación de seis satélites en operación, brindando cobertura global en tiempo real. Esto no solo facilitará un mejor entendimiento del movimiento y las rutas migratorias, sino que también permitirá detectar cambios en el entorno, como el crecimiento de bosques, corrientes oceánicas o el deshielo de glaciares, que afectan directamente a los hábitats animales.
En definitiva, el uso de #tecnología satelital en la monitorización de la fauna representa un avance decisivo para la conservación y gestión de biodiversidad.
Al comprender mejor cómo interactúan los animales con su ambiente, los científicos podrán diseñar estrategias más efectivas para proteger especies amenazadas y preservar los movimientos ancestrales que han permitido a muchas especies adaptarse a los cambios a lo largo de la historia de la Tierra.