La Comunidad de Madrid implementa nuevas técnicas para el cultivo de jara negra, mejorando su rentabilidad y beneficiando las economías locales.

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La Comunidad de Madrid ha puesto en marcha un emocionante proyecto que busca desarrollar técnicas innovadoras para maximizar la rentabilidad del cultivo de la jara negra, también conocida como pringosa (Cistus ladanifer). Este esfuerzo se enmarca dentro de la segunda fase del proyecto Biocistus 4.0, que ha sido inaugurado recientemente por el viceconsejero de Medioambiente de la región, Rafael García, durante una jornada técnica en el Instituto de la Ingeniería de España.

Este nuevo enfoque tiene como objetivo revitalizar las economías rurales, ofreciendo una serie de oportunidades para los agricultores y pequeños productores en la región.

A través de este proyecto, se espera no solo impulsar el cultivo de la jara negra, sino también ofrecer a los agricultores la formación y recursos necesarias para que puedan beneficiarse de esta planta que crece de manera silvestre en varias áreas de la Sierra Norte de Madrid.

El trabajo inicial de investigacion que ha durado más de cinco años ha demostrado que la siembra controlada de esta planta es viable.

Esto es especialmente relevante para la Sierra Norte, una región que cuenta con extensas áreas donde la jara negra crece de forma natural.

El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) ha dotado a los agricultores con la tecnología y el conocimiento necesarios para establecer nuevas explotaciones agrícolas que sean tanto rentables como respetuosas con el medio ambiente.

Uno de los aspectos más interesantes del proyecto Agrocistus es que permitirá la producción de productos derivados de la jara negra, que tiene aplicaciones en diversas industrias, tales como la perfumería, cosmética, farmacéutica y producción animal.


Los investigadores y expertos de diferentes sectores, incluidos centros como el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX), trabajarán juntos para asegurar el éxito del lanzamiento de estos productos al mercado.

Esto no solo representará una nueva fuente de ingresos para los agricultores, sino que también aumentará la competitividad de la región en estas industrias.

La jara negra es especialmente valiosa porque de ella se extrae el ládano, un fijador de perfumes de alta calidad, junto con un aceite esencial que tiene propiedades beneficiosas para la piel.

Este aceite es conocido por sus características astringentes, cicatrizantes y fotoprotectoras, y se utiliza en una variedad de cremas que ayudan a reparar manchas y daños en la piel.

Además, el IMIDRA ha trabajado en la creación de un hidrolato a partir de la jara negra que posee un aroma agradable y cuya aplicación puede servir como un calmante eficaz para el tratamiento de problemas cutáneos.

Este interés por diversificar los cultivos y utilizar terrenos de bajo valor agrícola no solo es un paso hacia la modernización del sector, sino que también es un ejemplo de cómo la investigación y la innovación pueden transformar las economías rurales, garantizando un futuro más sostenible y próspero para estas comunidades.