Yang Hengjun, escritor y activista pro-democracia, lleva cuatro años detenido en una prisión de Pekín sin conocer los motivos de su encarcelamiento. Su familia clama por su libertad y espera que el primer ministro australiano y los diplomáticos logren salvarlo.
Yang Hengjun, conocido escritor y activista pro-democracia, se encuentra detenido desde hace cuatro años en una prisión de Pekín sin haber recibido ninguna explicación clara sobre los motivos de su encarcelamiento.
Durante todo este tiempo, sus hijos y su esposa han luchado incansablemente por su liberación, alzando sus voces y buscando el apoyo de las autoridades australianas.
Yang, de 57 años, ha pasado estos últimos años en una pequeña celda, prácticamente incomunicado del mundo exterior.
Solo cuenta con dos espacios en su celda que le permiten tener contacto con el exterior: uno por el cual recibe su comida y otro por el cual se deshace de sus desechos.
La falta de luz solar directa es uno de los castigos que ha sufrido en este tiempo, lo que ha afectado su salud física y mental.
A pesar de las dificultades que ha enfrentado, Yang se ha mantenido firme en sus convicciones y ha luchado por la democracia y los derechos humanos en China.
Por eso, muchos consideran que su detención es fruto de una persecución política por parte del gobierno chino, quienes han acusado a Yang de espionaje sin presentar pruebas concretas.
En un intento por llamar la atención del primer ministro australiano, Anthony Albanese, y el ministro de Relaciones Exteriores, Penny Wong, los hijos de Yang han enviado una carta en la que piden ayuda para lograr su liberación.
En la misiva, expresan su esperanza de que las autoridades australianas puedan lograr un segundo milagro, tal como ha sucedido con Cheng Lei, también detenida en China por motivos desconocidos durante tres años.
La familia de Yang espera que Albanese, Wong y el embajador Graham Fletcher puedan intervenir en el caso y presionar al gobierno chino para que libere a Yang, quien lleva cuatro años y nueve meses privado de su libertad.
Cada día que pasa sin saber cuál es su delito es un tormento tanto para él como para su familia, que ansían su pronta liberación.
Aunque los lazos entre Australia y China se han visto afectados en los últimos años, se espera que la visita de Albanese a China sea una oportunidad para abordar este y otros casos de detenciones arbitrarias y violaciones de derechos humanos.
La familia de Yang confía en que esta visita sea el inicio de una nueva etapa en la que se pueda luchar por la libertad de todos aquellos que han sido injustamente encarcelados debido a sus ideales y su activismo.